lunes, 16 de noviembre de 2020

10 DE NOVIEMBRE 2020: TERCERA AUDIENCIA

Los valiosos testimonios de dos luchadoras que no llegaron a ver justicia 

Fueron proyectadas las declaraciones de Adriana Calvo y Cristina Gioglio en la audiencia del juicio por los centros clandestinos de detención Banfield, Quilmes e Infierno
Por Pía Garralda

 Nota  oriinalmente publicada en:
https://prensaobrera.com/libertades-democraticas/los-valiosos-testimonios-de-dos-luchadoras-que-no-llegaron-a-ver-justicia/
Este martes 10 se realizó la tercera audiencia del juicio que se lleva a cabo contra 19 genocidas por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno de Avellaneda, que se lleva a cabo de forma virtual desde el 27 de octubre a cargo del Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº 1 de La Plata y que está centrado en tres centros clandestinos de detención (CCD) de los al menos veintinueve que formaron el Circuito Camps.

En la misma se contó con la proyección de los valiosos testimonios de las compañeras realizados en el primer juicio de lesa humanidad de la ciudad de La Plata luego de la derogación de las leyes de impunidad contra Miguel Osvaldo Etchecolatz. Ambas pasaron por varios CCD de La Plata y el conurbano. Por ese motivo, sus testimonios en juicios anteriores son tan relevantes para este juicio que comenzó 44 años después de ocurridos los hechos.

 

El testimonio de Adriana Calvo

Comenzó con la exposición de un Power Point dando cuenta la exhaustiva investigación de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, de la cual fue integrante y por la que se recopilaron y analizaron datos de innumerables testimonios de sobrevivientes, como expresó Adriana, para «reconstruir los campos de concentración en la Argentina», resaltando que este trabajo de investigación nunca fue realizado por el Estado, sino que fue aportado por les sobrevivientes luego de un enorme trabajo de varios años.

Luego relató su secuestro estando embarazada de 6 meses, el 4 de febrero de 1977 en su casa de Tolosa. En ese momento, Adriana era docente en la Facultad de Ciencias Exactas y militante del gremio docente de esa facultad. Su testimonio es conocido por haber sido la primera sobreviviente que declaró en el Juicio a las Juntas en 1985 el secuestro, la tortura, los abusos, la existencia de maternidades clandestinas y las condiciones deplorables en las que nació su hija Teresa, en un auto de la Policía bonaerense que la llevaba de la Comisaría 5ª de La Plata al Pozo de Banfield.

«Pararon en la banquina una vez que había nacido. La persona que iba delante del acompañante sacó un trapo de la guantera del auto, lo rompió, hizo una tira y ataron el cordón umbilical. A los pocos minutos seguimos camino. Yo me encontraba en el asiento trasero con la beba entre mis piernas, durante el viaje pido que me alcanzaran a la nena que se había caído entre los asientos. No lo hicieron, el auto se perdió, pidió indicaciones y reconocí el lugar hacia donde nos dirigimos porque consultaron por la calle Molina Arrotea. En ese momento ya no tuve dudas de que estábamos yendo al Pozo de Banfield», recordó.

Adriana denunció los maltratos y el rol en la apropiación de niños y niñas del médico de policía Jorge Bergés, imputado en este juicio y el cual goza del beneficio de la prisión domiciliaria. Fue quien le ordenó a Adriana que, aún desnuda, luego de parir, limpiara su placenta y el lugar donde luego la había asistido mientras él y otros policías se burlaban.

Cerró su testimonio rindiendo homenaje a sus compañeras de cautiverio, quienes le daban su comida -que era un caldo de vez en cuando- para que ella pudiera darle la teta a su beba. Relató una situación de enorme solidaridad y organización dentro de CCD Banfield cuando los guardias pusieron pastillas de Gamexane para matar los piojos de les detenides y que con esa excusa quisieron llevarse a su hija Teresa para que no le haga mal, por lo que inmediatamente se fue hacia el fondo de la celda. Ante el terror de que le sacaran a su hija, «unas 20 compañeras se pusieron delante mío y formaron una muralla humana» para que no pudieran pasar. «Por ellas es mi absoluto compromiso hasta que todos estos genocidas vayan a parar a la cárcel».

Culminó expresándose en relación al plan represivo que contemplaba la libertad de algunos compañeros y compañeras de manera azarosa para que se supiera de las torturas: «ellos no previeron que, además de contar, íbamos a exigir justicia».

Adriana falleció el 12 de diciembre de 2010.

El testimonio de Cristina Gioglio

Por otra parte, se proyectó el testimonio de Cristina, quien fue secuestrada el 6 de diciembre de 1977 en Ranelagh cuando estaba llegando a su casa. Era maestra en Berazategui y estaba vinculada al PCML (Partido Comunista Marxista Leninista). Estuvo detenida-desaparecida en Brigada de Quilmes y luego en el Destacamento de Arana. Luego de ese recorrido fue presa política en la Cárcel de Devoto. El testimonio que Cristina brindó en el denominado Juicio por Circuito Camps fue clave para la condena a los genocidas.

«El destacamento de Arana era un lugar de torturas permanente, día y noche traían a personas de otros lugares a ser torturadas allí, nos dábamos cuenta porque escuchábamos arrastrar los pies de las personas que llegaban con los ojos vendados y realmente era un infierno porque nos ponían la música alta y las descargas de electricidad se sentían en la radio. A veces traían tanta gente que los dividían en grupos, algunos los torturaban con picanas y a los otros los torturaban con inmersión (submarinos) en la bañera del baño», describió.

En su testimonio nombró a por lo menos dieciséis represores que logró identificar con nombres, apellidos y apodos. «Varios están muertos y otros están acá. No entiendo por qué hay otros que no están muertos ni acá», reclamaba en aquel juicio de 2011.

Tras recuperar la libertad, trabajó en una escuela de Altos de San Lorenzo en La Plata. Allí, en un acto escolar, se topó con el cura Astolfi de Los Hornos y se descompuso porque «era el mismo cura que iba al destacamento de Arana y tenía miedo de que me reconociera». También aseguró que en la calle «me encontré con Acosta, con Grillo, son platenses y estaban en libertad». Tampoco se olvidó de mencionar al militar «Sánchez Toranzo [que] me venía a interrogar».

Cristina falleció el 16 de enero pasado.

El próximo martes 17 continúan las audiencias con las proyecciones de los testimonios de Nilda Eloy de la Asociaciòn Ex Detenidos-Desaparecidos a tres años de su fallecimiento, quien tampoco llegó a este juicio por el cual luchó tanto. Además se proyectará el testimonio del compañero Alcides Chiesa, también fallecido.

Las audiencias se pueden ver por You Tube, canal del Tribunal Oral Nº 1 de La Plata, causa Minicucci.

Continuaremos la lucha de las enormes compañeras que dejaron su vida contra la impunidad y por la cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas.

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