domingo, 5 de septiembre de 2021

10 DE AGOSTO : TRIGESIMA QUINTA AUDIENCIA

Madre, hijo y hermano


En otra audiencia del debate por los crímenes del genocidio cometidos en las Brigadas de Investigaciones de la bonaerense en dictadura hubo tres testimonios: Haydeé Lampugnani, ex detenida desaparecida y sobreviviente del Pozo de Banfield, su hijo Gervasio Díaz, a su vez hijo del desaparecido “Chango” Díaz, y Hugo Pujol, hermano de la desaparecida Graciela Pujol, quien probablemente dio a luz en cautiverio en el “Pozo de Banfield, dieron continuidad al juicio.

 

Por Espacio de Lucha Nilda Eloy

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LA PLATA, “EL INFIERNO”, CÓRDOBA Y DEVOTO

El primer testimonio fue el de HaydEÉ Lampugnani, sobreviviente de varios CCD COMO “La Perla” y de otros del Circuito Camps, entre ellos del CCD conocido como “El Infierno”. Además es esposa del militante montonero desaparecido Guillermo Eduardo “Chango” Díaz, secuestrado en Tucumán en febrero de 1975 como parte del Operativo Independencia.

La sobreviviente de la Brigada de Investigaciones de Lanús, con asiento en Avellaneda comenzó relatando que el Terrorismo de Estado había golpeado a su familia desde muy temprano: primero con amenazas de parte de la banda peronista de la CNU; luego con el secuestro de su esposo el 8 de febrero del ’75 en Simoca junto a otros 2 compañeros, Pedro Medina y José Loto, que también están desaparecidos; y finalmente con el secuestro de su suegro, el catamarqueño Rafael Díaz Martínez, secuestrado en septiembre del ’76 junto a Juan Domingo “Bocha” Plaza, sobrino desaparecido de monseñor Antonio José Plaza, un sacerdote vinculado a la represión que llegó a Arzobispo de La Plata.

Haydeé contó que su esposo era no docente en la Universidad de La Plata y dirigente gremial de ATULP, y ella tenía una militancia social importante como asistente social en el barrio del Arroyo El Gato de La Plata, donde realizaba tareas comunitarias y de concientización política. Tras el secuestro de su suegro, que fue liberado en la zona de Punta Lara, Haydeé se fue a vivir con sus dos hijos pequeños, Rafael y Gervasio, a lo de unas amigas, Graciela Jurado y Liliana Violini. Sin embargo fue secuestrada el 5 de octubre del 76 en La Plata por un grupo de civil en autos particulares y llevada a la Comisaría 5ta. Jurado y Violini continúan desaparecidas, sin embargo la segunda pudo entregar a los hijos de Haydeé a la familia Díaz, que se los llevó a Catamarca. De la Comisaría 5ta Haydeé fue llevada al Pozo de Arana, donde pudo saber que también estaban allí secuestrados Mario Salerno, apodado “Dueño”, e Inés Pedemonte, ambos aún desaparecidos. Haydeé fue colgada de los brazos y salvajemente torturada. Luego, sobre el 13 de octubre del ’76 fue llevada al CCD “El Vesubio”, donde pudor saber de otros detenidos como su compañera Graciela Jurado, Marlene Kegler Krug y Nilda Eloy, Horacio Matoso y el cineasta Jorge “Piura” Mendoza Calderón. De este lugar la sobreviviente dijo que “estuvimos 22 días sin comer. Además de ser un centro de tortura era un centro de exterminio. Una afrenta permanente a la dignidad de la persona”. De allí fue llevada a fines de octubre junto a Eloy, Matoso, Jurado y Mendoza Calderón a la Brigada de Investigaciones de Lanús, CCD conocido como “El Infierno” y ubicado en el centro de la ciudad de Avellaneda. “Nos metieron a 8 personas en una celda completamente cerrada. Entrábamos parados, entonces nos turnábamos para acostarnos, 2 se acostaban y 4 quedaban parados. Veníamos de 20 días sin comer y en otros 6 días tampoco nos alimentaron. Sólo nos pasaron una botella de agua y teníamos que hacer pis por debajo de la reja porque no podíamos mojar el lugar donde nos teníamos que acostar”, dijo la sobreviviente.

Desde Avellaneda la llevaron junto a Salerno a un lugar donde los cargaron en un avión hacia Córdoba y luego fueron depositados en el CCD “La Perla”, que regenteaba el genocida Luciano Benjamín Menéndez, a cargo del Comando del Tercer Cuerpo del Ejército. Según la testigo el traslado “prueba la coordinación y la sistematización que han hecho en todo este diseño represivo. Yo paso de ser una secuestrada a manos dela policía de la provincia de Buenos Aires a manos del Tercer Cuerpo".

La testigo dijo que en septiembre del ’77 la llevaron de “La Perla” a la cárcel de Villa Devoto y en octubre del ’77, un año después de su secuestro, pudo saber que sus hijos estaban en Catamarca con la familia paterna. Recién en febrero del ’78 pudo ver a los niños.

Para finalizar la sobreviviente dijo que tras 45 años de los hechos “ha sido todo un esfuerzo armar un relato con precisión respecto a las fechas” y pidió justicia por todos los compañeros desaparecidos en los CCD por donde le tocó pasar.

Con el testimonio de Haydeé Lampugnani se inició la rueda de testigos referidos a los crímenes cometidos en el CCD “EL Infierno, por donde pasaron más 60 personas entre julio del ’76 y noviembre del ’78.


NO MENDIGAR JUSTICIA

El siguiente testimonio fue el de Gervasio Díaz, hijo de Haydeé Lampugnani y Guillermo “Chango” Díaz, quien completó el relato de su madre con algunas importantes reflexiones sobre el pasado y presente del Terrorismo de Estado. De hecho Gervasio inició su exposición aclarando que su objetivo principal era “dejar absolutamente en claro las responsabilidades del Estado argentino en el secuestro y desaparición de mi madre y mi padre. Hablo del Estado en el gobierno previo a la última dictadura, en la dictadura genocida y el Estado en democracia del año 83 en adelante”, sentenció con precisión, y agregó que “nuestra familia es un claro ejemplo de que la dictadura, la tortura y el secuestro no comenzó el 24 de marzo de 1976”. A continuación describió que en febrero del ‘75, cuando secuestraron y desaparecieron a su padre “estábamos intentando empezar una nueva vida en Tucumán” y recordó a los compañeros que cayeron con su padre: Pedro Medina, un maestro rural, y José López, un compañero de Termas de Río Hondo. Los tres continúan desaparecidos. Gervasio vive en Cipolleti y milita desde hace años en HIJOS Alto Valle. Aseguró que ir a la cárcel de Devoto a visitar a su madre presa política fue “una de las cosas más aterradoras que me tocó vivir”, y rememoró que cuando su madre fue liberada no fue el fin del calvario, porque se fueron a Catamarca y ella no conseguía trabajo, ante lo cual optaron por irse a Río Negro a buscar suerte en un verdadero exilio interno. Dijo que allí en el sur pudieron compartir con las Madres de Plaza de Mayo de Neuquén y de Alto Valle, y junto a otros referentes como el sacerdote Jaime de Nevares pudieron encontrar un poco de vida y reconstruirse como familia. “Siempre supimos quiénes somos y de quiénes somos hijos”, dijo Gervasio y hablando directo al Tribunal señaló que “después de tantos años lamento decirles señores jueces que no venimos a pedir Justicia. Los momentos de Justicia fueron los de movilización popular, los de escraches, los momentos de gritarles a la cara a los asesinos”. No es para menos cuando la mayoría de los represores procesados y condenados en el país, así como casi todos los imputados en este debate gozan del beneficio de la prisión domiciliaria y ni siquiera están presentes en las audiencias.

Para cerrar su testimonio Gervasio recordó a los 30 mil detenidos desaparecidos y a Jorge Julio López, de quien se están por cumplir 15 años de su segunda desaparición impune.



45 AÑOS BUSCANDO UN(A) SOBRINO(A)

 

El último testimonio fue el de HUGO PUJOL, hermano de Graciela Gladis Pujol, apodada "Piki", secuestrada y desaparecida el 8 de octubre del ’76 junto a su esposo José Horacio Olmedo, que fue vista embarazada por sobrevivientes del “Pozo de Banfield”. Graciela tenía 23 años al momento de ser secuestrada y estudiaba el 6to año de Medicina en Córdoba. Se estaba especializando en mal de chagas y estaba casada con José, oriundo de La Rioja, con quien se conocieron en la facultad. Ambos militaban en la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO). José tenía un hermano llamado Gustavo Gabriel Olmedo, apodado “Papilo”, que fue secuestrado y desaparecido a los 20 años, 2 días después del golpe de Estado del ’76 y tras salvarse de un atentado en la casa familiar en pleno centro de Córdoba. Su cuerpo fue identificado por el EAAF en 2003 enterrado en el sector C del Cementerio cordobés de San Vicente.

La caída de Gutavo tiene estrecha relación con el secuestro de la pareja Pujol-Olmedo. En verdad en enero de 1976, Rubén Salvadeo, un amigo y compañero de militancia de Tato y Gustavo, fue asesinado. El 5 de marzo de 1976 la casa que la pareja compartía con Gustavo fue ocupada por la Triple A. Se quedaron tres días esperando que viniera alguien. Al no hacerlo, la saquearon y luego la dinamitaron con 4 kilos de explosivos. Debido a esto los tres pasaron a esconderse. Poco después Gustavo fue detenido-desaparecido.

José y Graciela se mudaron a Buenos Aires y José consiguió un trabajo en una heladería. Los padres de José lo fueron a ver en octubre de 1976, pero la pareja fue secuestrada poco después.

Hugo explicó que al ser secuestrada Graciela cursaba entre tres y cuatro meses de embarazo. Dijo que se enteró del secuestro de Graciela estando él detenido en la Unidad 1 de Córdoba, donde pasó toda la dictadura recluido. Agregó que “Graciela pudo enviar algunas cartas a través de conocidos. Sabíamos que estaba embarazada y que el bebé iba a nacer en febrero o marzo de 1977”. Por sobrevivientes del “Pozo de Banfield” se sabe que Graciela estuvo en ese CCD a principios de octubre de 1976. De hecho fue el sobreviviente Rubén Omar Bricio, quien pasó por Banfield como detenido ilegal, quien en agosto del ‘78 envió una carta a los padres de Hugo y Graciela contando que había estado con ella en un lugar de detención clandestino. “ahí nos enteramos de que estaba viva!, señaló Hugo. Sin embargo a Graciela se le perdió el rastro en Banfield a fines del ’76 y continúa desaparecida. Pese a ello Hugo confesó que “no dejo de tener la esperanza de que mi hermana haya podido tener su bebé y que ese chico que hoy debería tener 44 años algún día aparezca. Ya hice donación de sangre, igual que mi familia, y tenemos fe en que suceda un milagro y que este chico, ya adulto, se pueda contactar por lo menos con los que quedamos todavía vivos”.

Para finalizar Hugo exigió “verdad y justicia para tener el corazón un más tranquilo y poder decir ‘el que la hizo, la pagó’”.

 


El juicio continúa con más testimonios de familiares de las víctimas y sobrevivientes del Genocidio. Se puede seguir en vivo todos los martes por la mañana por los canales youtube del CIJ y del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.




 

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