martes, 24 de noviembre de 2020

17 DE NOVIEMBRE DE 2020: CUARTA AUDIENCIA

 DOS SOBREVIVIENTES ACUSAN

 Este martes 17 de noviembre se escucharon los testimonios por exhibición en video de los ex detenidos desaparecidos Nilda Eloy y Alcides Chiesa, ambos fallecidos en 2017. La cuarta audiencia significó una experiencia por los relatos de los horrores vividos en las Brigadas de Quilmes y Avellaneda.

 



Por HIJOS La Plata

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Nilda Eloy – Ecos del “Infierno”

Aun conociendo los detalles de la crudeza del relato, el testimonio de Nilda Eloy fue muy esperado por el gran afecto que sembró la compañera en la militancia de Derechos Humanos a lo largo de su abnegada lucha por el Juicio y Castigo a los represores del Circuito Camps. Nilda testimonió innumerables veces en tribunales del país y de España. La exhibición correspondió a su relato en el juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz en La Plata en 2006, debate muy significativo por haber sido el primero que se realizó en la ciudad tras la anulación de las leyes de impunidad y durante el cual fue desaparecido por segunda vez el sobreviviente Jorge Julio López.

Nilda era una joven estudiante platense instrumentadora quirúrgica y estudiante de medicina, con interés por el arte y lo social, cuando fue secuestrada de la casa de sus padres el 1 de octubre de 1976, por una patota al mando del genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz y su chofer Hugo Guallama. Tenía 19 años. Sufrió la detención ilegal durante 11 meses hasta agosto del ‘77, tras lo cual fue legalizada como presa a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En ese periplo sufrió torturas y vejaciones en 6 de los Centros Clandestinos del denominado “Circuito Camps” como La Cacha, el Pozo de Quilmes, el Pozo de Arana, el Vesubio, el “Infierno” y la Comisaría 3ra de Valentín Alsina. Recuperó su libertad recién a principios de 1979 desde la cárcel de Villa Devoto.

Eloy relató que tras estar 4 días en La Cacha fue llevada al Pozo de Quilmes. El lugar venía funcionando como centro clandestino desde 1975 y para octubre del ’76 ya habían pasado por allí más de 60 personas.  En el traslado, realizado en camión con otros 30 detenidos, sufrió una parada y simulacro de fusilamiento en lo que cree era el parque Pereyra. Al ingresar a Quilmes “estaba toda negra, toda quemada” dijo Eloy en una muestra de lo que causaban las torturas a las que había sido sometida en la Cacha. En Quilmes pudo saber que allí estaban Hilda Fuentes, Ángela López Martín y su novio Osvaldo Busetto, Emilce Moler, Patricia Miranda, Nora Ungaro y el grupo de estudiantes de La Noche de los Lápices que había sido traído desde Arana. Las detenidas le contaron de las torturas que se sufrián en Arana y allí la llevaron tras 3 días en la Brigada de Quilmes junto a Ungaro y un grupo más pequeño de detenidos. En Arana escuchó al torturador “El Francés”, a quien había cruzado en “La Cacha” y luego reconoció en “El Vesubio”. Allí también supo de varios detenidos como Marlene Krugg, detectó al genocida ya fallecido Pedro Durán Sáenz y presenció la llegada de una patota del Regimiento de La Tablada que sacó a un detenido para torturarlo. Tras 15 días en ese lugar, ya a fin de octubre de 1976, fue llevada en dos vehículos a la Brigada de Investigaciones de Lanús, con sede en Avellaneda, conocida como “El Infierno” porque de allí no se volvía. En el traslado estaban Horacio Matoso, Haydeé Lampugnani, Inés Pedemonte, Mario Salerno, Jorge Mendoza Calderón y Graciela Jurado, estos 3 últimos aún desaparecidos. En Avellaneda las condiciones de detención se agravaron.

Junto a otros 5 compañeros los ubicaron en una celda donde ya había otra persona, Enrique Barry, apodado “Pingüino”, quien los puso al tanto del régimen del lugar. “En 5 días, la puerta de ese calabozo de un metro y medio por dos no se abrió nunca. Nos turnábamos para poder sentarnos”, relató Nilda. Les daban agua “cada cuatro o cinco días, nos pasaban una manguera por la mirilla de la puerta y había que abrir la boca para tomar, la sed era lo más desesperante”. Allí se comía cada quince días una cucharada de lo que hubiera mientras los detenidos eran puestos en el patio en fila. Recordó el primer traslado de otras personas que vivió: “los llamaron, los bañaron, los afeitaron y les dieron ropa. Les decían que iban a ver a un juez, pero Graciela, una compañera, se dio cuenta de que era domingo ese día, que no habría ningún juez”. Llegó a contar entre uno y dos traslados por semana mientras estuvo allí y pudo reconstruir que desde “El Infierno” se hacían traslados a Campo de Mayo para luego llevar a los detenidos en avión a los CCD de Córdoba, como fue el caso de Salerno y Lampugnani. También pudo saber de Gerardo Carrizo, de un trabajador de la Yelmo, Esteban Santos, de un grupo de trabajadores de la fábrica metalúrgica de Quilmes Saiar, como Héctor Pérez, militante del PC asesinado desde este lugar, Luis Jaramillo, también asesinado y sus restos reconocidos por el EAAF enterrado como NN en el cementerio de Avellaneda en 1990. Además supo de un grupo que había sido traído de la Brigada de San Justo, entre los que estaban Ricardo Chidichimo, Gustavo Lafleur y José Rizzo, todos ellos desaparecidos y de este último sus restos fueron identificados por el EAAF en 2009. También recordó a una persona apodada “El Abuelo” o “El Colorado” que era llevada a torturar a la ESMA y traída nuevamente al lugar.

Luego de ello, expresó: “en un momento era la única mujer permanente allí para todo lo que se les ocurriera. Si para presionar a un compañero creían que necesitaban hacerle escuchar cómo torturaban a la madre o a la hija, yo era sacada del calabozo, llevada a la sala de torturas que estaban atrás y torturada para hacerme gritar. Y yo gritaba”, describió.

Valientemente mencionó a Miguel Ángel Ferreyro, un cabo y guardia de lugar a quien denunció por violación, al que reconoció por la voz en una audiencia del Juicio Por la Verdad y por el anillo que llevaba puesto, que era el mismo que usaba en aquel entonces.

El genocida Ferreyro, quien goza de prisión domiciliaria en calle 24 y 466 de City Bell, fue escrachado al inicio de este debate.

En este lugar pudo presenciar la llegada de Diana Wlichky, esposa de AlfredoMartínez, quien fuera secuestrada embarazada y está desaparecida. Eloy también mencionó un episodio en el que “el jefe de la patota que estaba ese día me hizo sentir un aparato del cual se ufanaba, porque decía haberlo creado, que usaba para introducir en las mujeres y pasarles electricidad”. Se trataba de un elemento de tortura que se introducía en el útero con la finalidad de quemar el endometrio y generar infertilidad. Como muestra de las situaciones extremas que vivieron en “El Infierno”, contó que un joven apodado Chiche, antes de ser secuestrado, había sido operado de apendicitis y no resistió a la tortura. Lo dejaron dos días muerto en la misma celda. De allí, fue trasladada a la Comisaría 3ra de Valentín Alsina, pesando 29 kilos y luego “blanqueada” en Devoto, donde le dieron la libertad a principios de 1979.

Pese a su ausencia física, pese a la tardanza del Estado en juzgar estos crímenes imprescriptibles, allí estuvo una vez más presente Nilda con su relato valiente, duro y conmovedor, exigiendo juicio y castigo a todos los genocidas y sus cómplices.

 

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EL GENOCIDA FERREYRO.

ALCIDES CHIESA – IMÁGENES DEL POZO DE QUILMES

 

Sobreviviente de los CCD “Pozo de Quilmes” y “Puesto Vasco” (la Subcomisaría de Don Bosco, Quilmes) Alcides Antonio Chiesa declaró en varias oportunidades en los juicios a los genocidas: en la causa 13 del juicio a la Junta Militar, en Madrid y en Roma en la causa que se hizo contra el general Carlos Suárez Mason. En esta oportunidad se exhibió su testimonio de 2012 en el denominado Juicio Circuito Camps”.

Alcides dijo que en los ’70 estudiaba cine en el INCAA y vivía en Quilmes. Había realizado un documental sobre sobre un pintor de Quilmes, Manuel Oliveira, donde se hablaba de la soledad y se hacía referencia a la soledad del preso político y del secuestrado. Entonces el Poder Ejecutivo Nacional secuestró su película y él pensó que les interesaba la película y lo contratarían para algún trabajo. En octubre del ’77 Oliveira llama a la casa de los padres de Chiesa y lo va a ver. Cuando Alcides sale a recibirlo el pintor le dice “hay un despelote bárbaro”, le da la mano y Alcides ve que comienzan a salir represores de todos lados. Lo secuestraron el 15 de octubre del 77, fue llevado al Pozo de Quilmes, donde se encontró con su esposa: «me torturaron delante de mi mujer», expresó.

Aseguró que él conocía la Brigada de Quilmes porque había con su padre tenía una carpintería de aluminio y dos años antes había construido en ese lugar. Aunque iba secuestrado con un pulóver en la cabeza dentro de un auto reconoció el portón: “tanto como que lo había hecho yo”, sentenció. Mientras tanto desde la casa de sus padres, su mujer y a su padre hicieron un recorrido por comisarías para buscarlo y en cuanto volvieron, después de unas horas, represores de la Brigada los estaban esperando y se los llevaron a “Puesto Vasco”.

Chiesa fue desnudado y torturado con picana sobre el elástico de una cama mientras le preguntan por “Tony”, un compañero suyo llamado Juan Ginés que militaba en Montoneros con su mujer y con quien Alcides había empezado a hacer cine. La misma noche trajeron a su mujer, Norma Leanza, desde “Puesto Vasco” para presionarlo y que diga nombres. Lo vinculaban a un grupo de militancia montonera que realizaba interferencias en señales de televisión para emitir proclamas de la organización.

“Yo no tenía mucha militancia política, por lo que mucho no le podía dar”, dijo el sobreviviente. Agregó que “estuve separado del resto, o sea que yo nunca vi a nadie hasta todo el primer mes. Luego de un mes me llevaron a Puesto Vasco, ahí me encuentro con que está mi mujer. Me entero por intermedio de mi mujer que también había sido llevado mi padre”. Su padre estuvo trece días en “Puesto Vasco” y luego lo llevaron al Cot1 de Martínez hasta mediados de noviembre del ‘77.

Después sacaron a su mujer y la llevaron a la Brigada de Quilmes, ingresando la primera semana de noviembre del ’77. Tras esto lo regresan a Alcides a la Brigada con Jorge Allega. “Me vuelven a meter ahora sí en una celda común con toda la demás gente... me sacaban, me hacían preguntas, o me volvían a meter, me torturaban casi un mes más, hasta casi noviembre, luego dejaron de preguntarme y bueno, no tuve más interrogatorios hasta que me fui de ahí”. En abril del ’78 Leanza fue liberada y Chiesa fue llevado en mayo de ese año a la Comisaría de Villa Echenagucia, en Gerli, donde se encontró con Alcira Ríos, a la postre abogada de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre las personas que vio en Quilmes mencionó a varias parejas: Juan Carlos Guarino y su compañera María Elena Varela, Carlos Esteban Rodríguez y su esposa Mirtha Teresa Gerelli, Omar Farías y Gladys Noemí Musante, Rodolfo Ernesto Torres y Silvia Streger, Juan José Rúa y Silvia Herna, Carlos Robles y Martina Espinoza. También recordó a Alberto Maly y Alberto Derman, cuyo caso fue relatado en la audiencia anterior por su esposa Cristina Gioglio, un hombre de apellido Palomo, Ruben Schell, y los hermanos Doméncio y Felipe Favazza, trabajadores de la Peugeot y la Kaiser apodados “Los Tanitos".

Chiesa también rememoró la llegada al CCD de un grupo de 30 secuestrados uruguayos entre noviembre de 1977 y abril de 1978. Sobre el punto dijo que “ellos llegan más o menos en febrero del ‘78, después de la visita de Suárez Mason eso se empieza a vaciar el centro y entre enero y febrero se empiezan a llevar a la gente y es ahí cuando traen a este grupo de uruguayos. Yo estuve cuando uno de ellos tuvo un ataque de asma y murió de un ataque cardíaco”, afirmó el sobreviviente.

Entre los represores de Quilmes señaló que “tengo nombre pero evidentemente no deben ser nombres de ellos, uno es Jorge Gómez, después tenía a otros que se llamaban ‘Churrasco’, ‘Chupete’, había otro ‘Gómez’, otro que le decían ‘El Tío’, estos eran de la Policía de la Brigada”. También recordó especialmente al médico policial Jorge Antonio Bergés, imputado en este debate y con domiciliaria en su casa de calle Magallanes (hoy llamada Madres de Plaza de Mayo) N°1441, Quilmes. “Me atendió, porque tuve una infección por la tortura en un pie”.

A mediados de enero del ’78 visitaron el lugar altos militares: “yo pude reconocer a uno de ellos como Suárez Mason y el resto de los Oficiales, a uno le decían Juan Carlos, a otro Monstruoso y el Jefe de ahí que le decían el Coro, o el Coronel”. Según Chiesa “la tortura más difícil era el encierro, días y días en el mismo lugar. La sensación de no ser nada, de no poder denunciar en el palacio de justicia, en una comisaría, lo que nos estaban haciendo» exclamó.

Chiesa fue blanqueado en 1978 y liberado en el año 81, luego de un tiempo de detención en la Unidad Nº 9 de La Plata. Su testimonio aportó para condenar a las cúpulas militares en los ’80, a algunos torturadores de Puesto Vasco y Quilmes en 2012, y vuelve a alumbrar sobre el funcionamiento de la Brigada de Quilmes durante dos de los tres períodos de su funcionamiento. Como cineasta logró aportar antes de morir claras imágenes del horror que se vivía en ese CCD.

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EL GENOCIDA BERGÉS.

 

El juicio continúa el martes 24/11 con los testimonios de las integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) Patricia Bernardi y Mercedes Salado, que expondrán sobre la tarea forense sobre identificación de restos de personas desaparecidas inhumadas clandestinamente como NN.

Se puede seguir en vivo por los canales youtube del cij y del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

martes, 17 de noviembre de 2020

ESCRACHE AL GENOCIDA Y VIOLADOR MIGUEL ÁNGEL FERREYRO

 

UN DOMINGO EN CITY BELL

 Por Hijos La Plata – Fotos Juan Cicale

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Este domingo 15 de noviembre realizamos un escrache a un genocida y violador del CCD “El Infierno”, el cabo de la bonaerense Miguel Ángel Ferreyro, que está siendo juzgado por 40 casos de secuestros y torturas y una violación producidos en ese CCCD y como parte del juicio por las Brigadas de Banfield, Quilmes y Lanús.

Junto a los organismos de DDHH de la querella de Justicia Ya La Plata y las organizaciones de la Multisectorial la Plata, Berisso y Ensenada realizamos un escrache al genocida y violador Miguel Ángel Ferreyro, activo integrante de la patota de Miguel Osvaldo Etchecolatz por su actuación en la Brigada de Investigaciones de Lanús, con sede en Avellaneda, centro Clandestino de Detención conocido como “El Infierno”. El represor vive desde 1977 en la esquina de calle 24 y 466 de City Bell en un nada despreciable chalet con pileta y quincho, donde actualmente goza del beneficio de la prisión domiciliaria.

 


 

Según su legajo policial 80.890 Ferreyro revistó en la Brigada de Lanús con sede Avellaneda entre junio del ’75 y marzo del ’77.

  

 

 En la segunda audiencia del juicio unificado por las brigadas de zona sur, Ferreryro se negó a hablar en la indagatoria, al igual que la mayoría de los represores allí juzgados. Además del carácter de torturador y asesino con ellos comparte el beneficio de la prisión domiciliaria. A Ferreyro se lo pudo ver atento a la lectura de la lista de víctimas por las que se lo acusa y se atrevió a criticar su contenido diciendo “¡este no estaba en la lista!”. La acusación debe ser ampliada por lo menos por los homicidios de José Rizo y Luis Adolfo Jaramillo, ambos sacados del “Infierno” para ser asesinados a fines de 1976 y cuyos restos ya han sido identificados por el EAAF. Para completar el cuadro Ferreyro solicitó en agosto pasado se le realicen estudios para apartarlo del juicio por cuestiones de salud.

 

La causa por el CCD “El Infierno” se elevó a juicio en mayo de 2017 e incluía a 8 represores por 62 víctimas. Entre la elevación y el inicio del juicio este año murieron impunes en el expediente el subjefe del Comando del Primer Cuerpo del Ejército Jorge Olivera Rovere, el militar y ex subjefe de la Policía Bonaerense Rodolfo Aníbal Campos, el comisario y subjefe de la Brigada de Lanús, Rómulo Ferranti y en julio pasado el jefe máximo del CCD, Bruno Trevisán. Con ello quedan en pie solamente las imputaciones contra el Director de Investigaciones Miguel Etchecolatz, el ministro de Gobierno Jaime Smart, el director de Investigaciones “Zona Metropolitana” Juan Miguel Wolk y el cabo de guardia de la Brigada, Miguel Ángel Ferreyro. Entre los años ´76 y ´78 revistaron más de 200 efectivos en la Brigada de Lanús, algunos de ellos procesados o condenados en otras causas como Norberto Cozzani, José Félix Madrid, Rubén Lavallén, Rubén Oscar Páez, Sergio Verduri y Roberto Cabrera. Todos ellos quedaron impunes en esta causa, al igual que su jefe Trevisán. Los crímenes cometidos en “El Infierno” tuvieron un primer juicio parcial en 2013 por los casos de los hermanos Carlos, Alejandro y Rodolfo Iaccarino, que resultó en condenas leves de 3 y 4 años para Trevisán y Ferranti por “vejaciones y severidades, los dejó en libertad con la domiciliaria con que llegaron al debate y consideró “legal” la detención de los hermanos en la Brigada.

 

El CCD “El infierno” funcionó en pleno centro de Avellaneda, a dos cuadras de la avenida Mitre, en la calle 12 de octubre N°234 de Avellaneda, donde hoy funciona un Espacio Municipal de la Memoria. El lugar era sede de la Unidad Regional II de la Brigada de Investigaciones de Lanús (URIIBIL), que dependía de la Dirección General de Investigaciones bonaerense dirigida por Etchecolatz. En la pirámide de este aparato represivo estaba el general de División Guillermo Suarez Mason, que estaba al frente del Primer Cuerpo del Ejército. Por tratarse de una brigada de investigaciones, muchos de los efectivos vestían de civil y se combinaban con personal militar para producir los secuestros.


 

Por el relato de los sobrevivientes hoy se sabe que el lugar tenía un acceso principal subiendo cuatro escalones, y un acceso para los detenidos por un garaje con portón metálico. A la derecha de un pasillo de unos dos metros de ancho estaba la sala de torturas. Había un patio con un cerramiento de barrotes a la altura del techo. Al fondo había cinco celdas con puerta ciega, con tres baños a la izquierda. Y arriba de las celdas había una pasarela para la guardia y probablemente otras dependencias. Nilda Eloy relató que estuvo detenida durante noviembre y diciembre del ’76 en este lugar, tras pasar por los campos de La Cacha, el Pozo de Quilmes, el Pozo de Arana y el Vesubio. Agregó que “traían mucha gente, se torturaba todos los días. Suponemos que era de noche. Había gente que traían exclusivamente a torturar y se la llevaban y a otra la dejaban ahí. “Nos turnábamos para poder sentarnos, porque no había lugar para nada. Allí se nos encapuchaba, nos ataban las manos y los pies. Las condiciones eran muy duras. Recibíamos agua cada cuatro o cinco días, pasaban una manguera por la mirilla, y nada más. Y la comida, en los dos meses que estuve, recibimos dos o tres veces algún plato”. También relató los delitos sexuales que sufrió reiteradas veces en este lugar y de los que participaba el cabo Ferreyro.


 

Nilda luchó durante años para que esta causa sea llevada a juicio, pero falleció antes de ver concretado el debate. El 28 de noviembre de 2001 sucedió un episodio que, una vez más, destaca el carácter luchador de la compañera de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos contra todas las imposibilidades que plantea la justicia. En el marco del Juicio por la Verdad la Cámara Federal de La Plata tomó declaración testimonial a Ferreyro, quien fue reconocido por Eloy por la voz como el cabo de guardia del CCD “El Infierno”. Hasta ese momento la justicia citaba a militares y policías como testigos o recurría a una figura intermedia –la declaración informativa– cuando se sospechaba que los que eran convocados podían haber participado de secuestros, desapariciones o torturas. En aquella oportunidad Ferreyro se excusó diciendo que no había estado más de un año en la Brigada de Lanús, cuando en verdad estuvo 21 meses como cabo de guardia en momentos de plena actividad del centro clandestino. Y al leérsele su legajo sólo atinó a decir “Le erré por un año”. En este caso, tras varias dilaciones del juez Manuel Humberto Blanco que se declaró incompetente y hasta quiso cerrar la investigación, los jueces Julio Reboredo y Ramón Durán decidieron considerar que Ferreyro debía ser indagado por el delito que denunciaba la sobreviviente. “Su voz me perturbaba pero hubo alguna palabra que dijo, una expresión que hizo que no me quedaran dudas y cuando los jueces le preguntaron el grado, yo lo dije antes de que él contestara: cabo de guardia, no tenía dudas”, dijo Nilda en aquella oportunidad. Ella no estará para ver a Ferreyro juzgado, pero allí nos haremos presentes para completar su lucha.

 


 

Desde HIJOS La Plata seguimos reivindicando la herramienta del escrache como constructor de la condena social que merecen los genocidas, ante la desidia del Estado que ha transformado a los juicios de lesa humanidad en una mera formalidad.

 

JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS GENOCIDAS POR TODOS LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS.

BASTA DE BENEFICIOS A LOS GENOCIDAS.

CÁRCEL COMÚN, PERPETUA Y EFECTIVA.

COMPAÑERA NILDA ELOY PRESENTE!!!

NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.

 

HIJOS La Plata  - NOVIEMBRE DE 2020

lunes, 16 de noviembre de 2020

10 DE NOVIEMBRE 2020: TERCERA AUDIENCIA

Los valiosos testimonios de dos luchadoras que no llegaron a ver justicia 

Fueron proyectadas las declaraciones de Adriana Calvo y Cristina Gioglio en la audiencia del juicio por los centros clandestinos de detención Banfield, Quilmes e Infierno
Por Pía Garralda

 Nota  oriinalmente publicada en:
https://prensaobrera.com/libertades-democraticas/los-valiosos-testimonios-de-dos-luchadoras-que-no-llegaron-a-ver-justicia/
Este martes 10 se realizó la tercera audiencia del juicio que se lleva a cabo contra 19 genocidas por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno de Avellaneda, que se lleva a cabo de forma virtual desde el 27 de octubre a cargo del Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº 1 de La Plata y que está centrado en tres centros clandestinos de detención (CCD) de los al menos veintinueve que formaron el Circuito Camps.

En la misma se contó con la proyección de los valiosos testimonios de las compañeras realizados en el primer juicio de lesa humanidad de la ciudad de La Plata luego de la derogación de las leyes de impunidad contra Miguel Osvaldo Etchecolatz. Ambas pasaron por varios CCD de La Plata y el conurbano. Por ese motivo, sus testimonios en juicios anteriores son tan relevantes para este juicio que comenzó 44 años después de ocurridos los hechos.

 

El testimonio de Adriana Calvo

Comenzó con la exposición de un Power Point dando cuenta la exhaustiva investigación de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, de la cual fue integrante y por la que se recopilaron y analizaron datos de innumerables testimonios de sobrevivientes, como expresó Adriana, para «reconstruir los campos de concentración en la Argentina», resaltando que este trabajo de investigación nunca fue realizado por el Estado, sino que fue aportado por les sobrevivientes luego de un enorme trabajo de varios años.

Luego relató su secuestro estando embarazada de 6 meses, el 4 de febrero de 1977 en su casa de Tolosa. En ese momento, Adriana era docente en la Facultad de Ciencias Exactas y militante del gremio docente de esa facultad. Su testimonio es conocido por haber sido la primera sobreviviente que declaró en el Juicio a las Juntas en 1985 el secuestro, la tortura, los abusos, la existencia de maternidades clandestinas y las condiciones deplorables en las que nació su hija Teresa, en un auto de la Policía bonaerense que la llevaba de la Comisaría 5ª de La Plata al Pozo de Banfield.

«Pararon en la banquina una vez que había nacido. La persona que iba delante del acompañante sacó un trapo de la guantera del auto, lo rompió, hizo una tira y ataron el cordón umbilical. A los pocos minutos seguimos camino. Yo me encontraba en el asiento trasero con la beba entre mis piernas, durante el viaje pido que me alcanzaran a la nena que se había caído entre los asientos. No lo hicieron, el auto se perdió, pidió indicaciones y reconocí el lugar hacia donde nos dirigimos porque consultaron por la calle Molina Arrotea. En ese momento ya no tuve dudas de que estábamos yendo al Pozo de Banfield», recordó.

Adriana denunció los maltratos y el rol en la apropiación de niños y niñas del médico de policía Jorge Bergés, imputado en este juicio y el cual goza del beneficio de la prisión domiciliaria. Fue quien le ordenó a Adriana que, aún desnuda, luego de parir, limpiara su placenta y el lugar donde luego la había asistido mientras él y otros policías se burlaban.

Cerró su testimonio rindiendo homenaje a sus compañeras de cautiverio, quienes le daban su comida -que era un caldo de vez en cuando- para que ella pudiera darle la teta a su beba. Relató una situación de enorme solidaridad y organización dentro de CCD Banfield cuando los guardias pusieron pastillas de Gamexane para matar los piojos de les detenides y que con esa excusa quisieron llevarse a su hija Teresa para que no le haga mal, por lo que inmediatamente se fue hacia el fondo de la celda. Ante el terror de que le sacaran a su hija, «unas 20 compañeras se pusieron delante mío y formaron una muralla humana» para que no pudieran pasar. «Por ellas es mi absoluto compromiso hasta que todos estos genocidas vayan a parar a la cárcel».

Culminó expresándose en relación al plan represivo que contemplaba la libertad de algunos compañeros y compañeras de manera azarosa para que se supiera de las torturas: «ellos no previeron que, además de contar, íbamos a exigir justicia».

Adriana falleció el 12 de diciembre de 2010.

El testimonio de Cristina Gioglio

Por otra parte, se proyectó el testimonio de Cristina, quien fue secuestrada el 6 de diciembre de 1977 en Ranelagh cuando estaba llegando a su casa. Era maestra en Berazategui y estaba vinculada al PCML (Partido Comunista Marxista Leninista). Estuvo detenida-desaparecida en Brigada de Quilmes y luego en el Destacamento de Arana. Luego de ese recorrido fue presa política en la Cárcel de Devoto. El testimonio que Cristina brindó en el denominado Juicio por Circuito Camps fue clave para la condena a los genocidas.

«El destacamento de Arana era un lugar de torturas permanente, día y noche traían a personas de otros lugares a ser torturadas allí, nos dábamos cuenta porque escuchábamos arrastrar los pies de las personas que llegaban con los ojos vendados y realmente era un infierno porque nos ponían la música alta y las descargas de electricidad se sentían en la radio. A veces traían tanta gente que los dividían en grupos, algunos los torturaban con picanas y a los otros los torturaban con inmersión (submarinos) en la bañera del baño», describió.

En su testimonio nombró a por lo menos dieciséis represores que logró identificar con nombres, apellidos y apodos. «Varios están muertos y otros están acá. No entiendo por qué hay otros que no están muertos ni acá», reclamaba en aquel juicio de 2011.

Tras recuperar la libertad, trabajó en una escuela de Altos de San Lorenzo en La Plata. Allí, en un acto escolar, se topó con el cura Astolfi de Los Hornos y se descompuso porque «era el mismo cura que iba al destacamento de Arana y tenía miedo de que me reconociera». También aseguró que en la calle «me encontré con Acosta, con Grillo, son platenses y estaban en libertad». Tampoco se olvidó de mencionar al militar «Sánchez Toranzo [que] me venía a interrogar».

Cristina falleció el 16 de enero pasado.

El próximo martes 17 continúan las audiencias con las proyecciones de los testimonios de Nilda Eloy de la Asociaciòn Ex Detenidos-Desaparecidos a tres años de su fallecimiento, quien tampoco llegó a este juicio por el cual luchó tanto. Además se proyectará el testimonio del compañero Alcides Chiesa, también fallecido.

Las audiencias se pueden ver por You Tube, canal del Tribunal Oral Nº 1 de La Plata, causa Minicucci.

Continuaremos la lucha de las enormes compañeras que dejaron su vida contra la impunidad y por la cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

MURAL HOMENAJE A NILDA ELOY A 3 AÑOS DE SU PARTIDA - SOBREVIVIR, PERSISTIR, RESISTIR.

 

TRES AÑOS SIN NILDA ELOY

SOBREVIVIR, PERSISTIR, RESISTIR.

Por Hijos La Plata

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Este 12 de noviembre se cumplen tres años de la partida de Nilda Emma Eloy, platense, artista, vecina del barrio Meridiano V, militante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y sobreviviente del Genocidio cometido por la última dictadura en Argentina. Este año decidimos homenajearla realizando un mural en su memoria en el barrio donde vivió y disfrutó el último tramo de su vida, en Meridiano V. Para HIJOS La Plata y para la comunidad toda del barrio, los vecinos y los grupos culturales de la zona es un desafío rescatar las historias de nuestros vecinos, aunque estén atravesadas por el dolor y la impunidad que nos enrostra día a día el Estado represor. Porque fuera de toda pretensión de solemnidad, sigue siendo transformador sostener la alegría de recordar y compartir la lucha de una generación que lo dio todo en la lucha por un una sociedad más justa.

 

No hay muchos seres de los que se pueda decir que fueron muchas personas en una sola. Nilda era una joven estudiante platense con interés por el arte y lo social, cuando fue secuestrada de la casa de sus padres el 1 de octubre de 1976, por una patota al mando del genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz. Sufrió la detención ilegal hasta agosto del ‘77, tras lo cual fue legalizada como presa a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En ese periplo sufrió torturas y vejaciones en 6 de los Centros Clandestinos del denominado “Circuito Camps” como La Cacha, el Pozo de Quilmes, el Pozo de Arana, el Vesubio, el Infierno y la Comisaría 3ra de Valentín Alsina. Recuperó su libertad recién a principios de 1979 desde la cárcel de Villa Devoto.

Pese a las negaciones del Estado argentino de revisar los crímenes cometidos en dictadura, y tras un exilio interno, Nilda volvió a La Plata para organizarse en la Asociación de Ex detenidos Desaparecidos (AEDD) y se dedicó a batallar para lograr el juicio a castigo a los represores del llamado Circuito Camps. Por su caso fue condenado el genocida Etchecolatz en el juicio realizado en La Plata en 2006, y el represor Hugo Guallama en 2012. Aquel proceso de 2006 fue el mismo que nos planteó el desafío de salir a denunciar la segunda desaparición forzada de Jorge Julio López. Nilda y sus compañeros de la AEDD se cargaron esa mochila especialmente en sus espaldas. Y sostuvieron con solidez el reclamo: que López había sido secuestrado por sectores vinculados a Etchecolatz. Por entonces no fue fácil sostener esa posición, menos ante un panorama con la mayoría de los genocidas en libertad, con la negación del hecho de parte del gobierno kirchnerista, y la construcción de una trama de impunidad y encubrimiento de parte del poder judicial en el caso que lleva más de 14 años de curso inamovible.

Como venimos diciendo, el ejemplo de lucha de Nilda no se agota. Durante el juicio en curso por los crímenes cometidos en la Brigada de San Justo, y durante el testimonio de las hijas de varios militantes desaparecidos a las que la compañera ayudó a conocer y recuperar la memoria de sus padres, apareció el nombre de Nilda. Este año ocurrirá lo mismo en la causa 189 por el CCD “El Infierno” (Brigada de Investigaciones de Lanús con sede en Avellaneda) donde el TOF 1 platense está juzgando a 18 represores de los CCD “Pozo de Banfield”, “Pozo de Quilmes” e “Infierno”, entre ellos al cabo del “Infierno” Miguel Ángel Ferreyro, uno de los guardias de ese campo, torturador y violador de las compañeras allí confinadas.

Pese a su ausencia física, pese a la tardanza del Estado en juzgar estos crímenes imprescriptibles, allí estará una vez más presente Nilda con su testimonio en video el martes 17 de noviembre para relatar su paso por aquel lugar de muerte y seguir exigiendo juicio y castigo a todos los genocidas y sus cómplices.

Pero Nilda no era sólo militancia. También le gustaba la literatura, la música y la actuación. En un video llamado “Árre” (1) realizado desde el Mariana Pineda de Federiquín García Lorca en 2009 junto a su querido compinche de ilusiones, Edgar de Santo, Nilda juega el papel de una versión libre de Mariana y expone un texto suyo que dice: “Sobrevivir, salir, encontrar un mundo nuevo (…) Seguir creciendo, creando, amando desde allí. Sobrevivir, caernos y levantarnos siempre. Persistir, aferrarnos a la vida con uñas y dientes”. Que semejante convicción la exprese una compañera ex detenida desaparecida no hace sino sostenernos en este camino de lucha, que no es otra cosa que la reafirmación de nuestras vidas libres.

Dueña de un humor ácido e inteligente, a la par de una profundidad envidiable al momento de expresar, Nilda fue para muchos de los militantes platenses una referencia ineludible en los momentos difíciles. Su tono pausado y hondo, su claridad y firmeza para formular definiciones políticas formó a muchos.

Nos queda la imagen de la presencia impecable de Nilda en todas y cada una de las luchas en La Plata y la región: con los estudiantes, con los trabajadores, con los movimientos sociales, con el movimiento LGTBI, con los colectivos antirrepresivos, con los espacios de mujeres organizadas y con todas las expresiones de la lucha popular.

Nos queda el invaluable trabajo de recopilación  e investigación de datos de la Asociación Ex detenidos Desaparecidos sobre los Centros Clandestinos de Detención y Exterminio del terrorismo de Estado como uno de los aportas más valiosos para comprender en toda su dimensión la magnitud del Genocidio, y fundamentalmente para esclarecer los hechos  y ayudar a la identificación de los responsables. Nos queda también el espacio Justicia Ya, que con gran esfuerzo construyeron Adriana Calvo, Nilda y lxs compxs de la AEDD para trabajar los juicios a los genocidas desde una posición combativa.

Nilda luchó en la calle y en los tribunales para que se reabrieran las causas contra los genocidas, para que se reconocieran los casos de todos y cada uno de las y los compañeros víctimas del Terrorismo de Estado, para que se condene a los represores con prisión común y perpetua, y para que se investigue seriamente la segunda desaparición forzada de Jorge Julio López. La mayoría de esas tareas no están concluidas y por eso, Nilda querida, continuamos tu lucha.

 


A TRES AÑOS DE TU PARTIDA, COMPAÑERA NILDA ELOY PRESENTE!!!

RECOGEMOS TU LEGADO Y CONTINUAMOS TU LUCHA!!!

HIJOS La Plata  - NOVIEMBRE DE 2020
 
 
https://www.youtube.com/watch?v=rtA7t1gkwQ8

viernes, 6 de noviembre de 2020

03 DE NOVIEMBRE 2020: SEGUNDA AUDIENCIA

GENOCIDAS POR ZOOM

Por HIJOS La Plata

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Este martes 3 de noviembre se llevó adelante la segunda audiencia en el juicio por los CCDTyE Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes e Infierno. Se realizaron las indagatorias virtuales por zoom de 16 de los 18 genocidas imputados, que en su mayoría se negaron a declarar. Miguel Etchecolatz y otros represores que sí accedieron a hablar realizaron una defensa abstracta de su accionar y lanzaron provocaciones a la memoria de los compañeros y compañeras desaparecidos y a la lucha de los organismos de Derechos Humanos.



Como no podía ser de otra manera la jornada la inició el Director General de Investigaciones de la bonaerense de Camps, Miguel Osvaldo Etchecolatz, que cumple 6 condenas en el penal federal 34 de Campo de Mayo. El genocida se mostró en silla de ruedas y comenzó diciendo que no iba a declarar, pero realizó una extensa diatriba justificadora del genocidio al decir que en los ’70 “ocurrió una guerra, y lamentablemente en una guerra, con mucho dolor, todo tiene su motivo”. Continuó en tono desafiante preguntando “¿Ustedes creen que estarían ahí de haber triunfado los jóvenes idealistas que pretendían tomarlo todo? ¡Serían fusilados por ser integrantes de la burguesía!, y el que habla también. Yo no maté, yo batí en combate, que es distinto”. Agregó que “me iré de este mundo sabiendo que nadie puede señalarme que yo me quede con algo. Otros que han vaciado los tesoros de la Nación nos siguen gobernando”. En tono forzadamente dramático suplicó: “Condénenme a lo que quieran. Me siento orgulloso de haber defendido la patria”. Y sin tener en cuenta que estaba realizando una declaración  finalizó diciendo: “No voy a declarar porque sería convalidar la ilicitud de todos estos procedimientos”.

Otro que se mostró entusiasmado por declarar fue el jefe de Sección de Operaciones Especiales del Destacamento 101 de Ejército Jorge Héctor Di Pasquale, quien desde la prisión que comparte con Etchecolatz aseguró: “Nada tengo que ver ni los oficiales más modernos en los hechos que estamos tratando. No estuve en ninguno de los 3 lugares. Este debe ser el juicio 7 u 8 al que asisto. No saben quién soy pero estoy imputado por haber estado destinado en una unidad. O desconocen la causa o están inventando. Lamentable que nadie tenga una sola pregunta para hacer”. Acto seguido la querella de Justicia Ya le preguntó si recordaba tener condenas anteriores en causas de lesa humanidad, ante lo que el represor, condenado en cuatro oportunidades por el CCD “La Escuelita” de Neuquén y una por “La Cacha”, dio marcha atrás y dijo “No voy a contestar”. 

El jefe del Grupo de Actividades Especiales del Destacamento 101 de Ejército, Emilio Alberto Herrero Anzorena, con domiciliaria en La Lucila, lanzó una bravuconada insostenible: “Si las víctimas eran perseguidos políticos, ¿por qué tenían ejército? Como Montoneros y el ERP. Quiero que se aclare. El 27 de octubre pasado se dijo que fueron apropiados 500 o más niños. Las organizaciones de derechos humanos reconocieron públicamente 200. Quiero que se incorporen los nombres de los familiares de los 300 restantes”. Cabe recordar que está acusado por más de 200 casos de secuestros y torturas, 2 violaciones, y 5 casos de apropiación de menores por hechos de los CCD de Banfield y Quilmes.

Por otra parte varios genocidas ya condenados se negaron tajantemente a declarar, como el ministro de Gobierno de facto Jaime Smart, los integrantes del Destacamento 101 de Inteligencia Carlos María Romero Pavón, Roberto Armando Balmaceda y Antonio Herminio Simón, todos ellos cumpliendo el cómodo beneficio de la prisión domiciliaria. Lo mismo hicieron varios represores como el formalmente Director de Investigaciones Zona Metropolitana(en verdad jefe del Pozo de Banfield) Juan Miguel Wolk, detenido con domiciliaria en la misma casa de Mar Del Plata desde la que se profugó cuando fue procesado en 2009, el Subjefe de la División Delitos contra la Propiedad y activo en Banfield Enrique Augusto Barré, con domiciliaria en su casa de San Martín, cabo de la Brigada de Investigaciones de Lanús (CCDTyE “Infierno”) Miguel Ángel Ferreyro, el jefe del Regimiento de Infantería Mecanizado N°3 de La Tablada Federico Minicucci, o el médico de la Dirección de Investigaciones, torturador y apropiador de bebés Jorge Antonio Bergés, que desde su casa de Quilmes pidió desconectarse del zoom porque estaba asistiendo a su esposa enferma con cáncer terminal. 

Otros esquivaron la testimonial aunque trataron de dibujar su inocencia aclarando su situación de revista, como el jefe de la Sección Comando y Servicio del Destacamento 101, Alberto Julio Candioti, que dijo “yo estuve en 101 desde enero de 1978 a abril de 1979. Antes en Ingenieros Anfibios de Santo Tomé y luego en el Batallón 181 de Neuquén”, el capitán del 101 Carlos Gustavo Fontana, que dijo haber estado un solo día en esa repartición o el jefe de Actividades Psicológicas del 101 Guillermo Alberto Domínguez Matheu, que se presentó como “héroe de Malvinas”.

El paso de comedia dramática se lo llevó el capitán del 101 Carlos del Señor Hidalgo Garzón, ya condenado en los tribunales de La Plata por el CCD “La Cacha” y San Martín por su actuación en el CCD de Campo de Mayo y por la apropiación de Catalina De Sanctis Ovando. El genocida intentó presentarse enfermo y cansado al decir “No voy a hablar. Necesito volver a la cama. Que hablen mis abogados”, y con discurso pausado y titubeante respondió así a las preguntas de identificación: “¿Es argentino? Eso Creo. ¿Lugar nacimiento? No lo sé. ¿Fecha de nacimiento? No tengo la menor idea. ¿Sus padres? Están en el cielo. ¿DNI? No sé de qué se trata. ¿Profesión? No sé, hace mucho tiempo. ¿Estado civil? Creo que casado. ¿Vive con alguien? No… eh, creo que con mi esposa”. Curiosa estrategia cuando en la indagatoria del juicio por la Brigada de San Justo realizada a fines del año pasado desarrolló durante media hora y de corrido una explicación de su carrera militar.

Por último hubo dos represores a los que se dispensó de ser indagados hasta que se resuelva el planteo de sus defensas de ser apartados por estar seniles. Uno de los casos es el del jefe del Batallón de Depósitos de Arsenales 601 “Domingo Viejo Bueno” de Monte Chingolo, Eduardo Samuel De Lío, sobre quien se elaboró un informe que lo exculparía de estar en el debate. En agosto pasado la psiquiatra forense del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema Liliana Portnoy  elaboró un informe sin control de las partes querellantes donde intentó establecer que De Lío “presenta una hipoprosexia (dificultad para captar con claridad y nitidez)”, además de “una hipomnesia global (disminución en la evocación de hechos pasados y recientes) leve a moderada” y “una disminución del capital ideativo, sin ideas patológicas en el momento del examen”. Con ello y sin explicar cómo llega a semejante conclusión, justificó que “las facultades mentales del causante en el momento actual encuadran dentro de un Psicosíndrome orgánico cerebral enmarcarle en la anormalidad desde la perspectiva médico legal”.  Sin embargo en octubre pasado varias querellas presentaron peritos particulares que realizaron un examen del reo que relativiza los conceptos de la pesquisa oficial. Justicia Ya La Plata presentó un informe del doctor Daniel Kersner, médico especialista en psicología médica y medicina legal, quien afirmó que De Lío “no presenta alteración morbosa de sus facultades mentales ni insuficiencia de las mismas. Puede expresarse, comprender y dirigir sus acciones” con lo cual “se encuentra en condiciones físicas y psíquicas de afrontar el proceso judicial”. Un tramo del informe, realizado tras una entrevista con el represor, apunta inteligentemente que “El sr. De Lío tiene plena conciencia de la realidad y de su situación personal y procesal (…) distingue claramente cuando puede dar información, que él entiende, lo pueda comprometer judicialmente, y cuando la información no lo compromete. En este último caso es sincero e informa con detalle sobre su familia, sus estudios o la fecha de sus cirugías. En el primer caso informa con generalidades”.

La otra acusación en examen es sobre el del jefe del Grupo de Actividades Especiales del Destacamento 101 Ricardo Armando Fernández, a quien en agosto pasado el TOF 1 platense apartó del juicio por el CCD Brigada de Investigaciones de San Justo basándose en estudios realizados por peritos del CMF y de las partes, donde se habría determinado que presenta “un trastorno psico orgánico asociado a un trastorno depresivo de largo tiempo de evolución”, que “impresiona como un cuadro crónico, de evolución irreversible y del cual no se obtendrán mejorías en el futuro. Al momento del presente examen las facultades no encuadran dentro de la normalidad”. Además hace tres meses en ese otro juicio se dispuso la realización de informes médicos semestrales para detectar si el reo “ha recuperado su capacidad de ser sometido a juicio” y “el carácter reversible o no de la patología que lo afecta”. Fernández estuvo activo en el Destacamento 101 de Inteligencia de La Plata entre junio del ´75 y diciembre del ’77, y como tal fue parte de la Central de Reunión del 101 y luego integró uno de sus Grupos Operativos Especiales. El genocida fue condenado a perpetua en el juicio por el CCD “La Cacha” en 2014 y como la mayoría de los represores procesados o condenados en todo el país, cumple detención domiciliaria, en este caso en su casa de Soler Nº 3210, depto. 3° “B” en CABA. En octubre de 2019 Fernández fue indagado por videoconferencia desde los tribunales de Comodoro Py en el debate oral de Brigada San Justo. Allí actuó su propia senectud: se presentó en silla de ruedas y al dársele micrófono dijo “¡Sí!”. “¿Y qué quiere decir?” reclamó el juez Alejandro Esmoris. “No sé, ¿qué quiere decir usted” devolvió casi como una humorada. “¿Usted integró el Destacamento 101 de La Plata?”, preguntó Esmoris con poca paciencia. “La Plata, si”, dijo entre balbuceos. “¿Y de quién dependía la Brigada de San Justo?”, insistió el magistrado. “No sé, si usted no lo sabe”, se desentendió Fernández al borde de la tomada de pelo. 

La situación de impunidad en el demorado juicio Banfield/Quilmes/Infierno es palmaria: de 31 represores imputados originalmente 13 murieron o fueron apartados de la causa, sólo 18 son juzgados, 16 están con domiciliaria y 3 impulsan trámites por incapacidad sobreviniente. Aun así y de manera virtual el juicio continúa. Se anunció que la próxima audiencia será el martes 10 de noviembre a las 10 horas para presenciar la exhibición en video de las testimoniales realizadas hace algunos años en otros debates orales por las compañeras ex detenidas desaparecidas Adriana Calvo, Nilda Eloy y Cristina Gioglio, sobrevivientes de los CCDTyE que se están juzgando.



AUDIENCIA 37 DEL JUICIO POZO DE BANFIELD, POZO DE QUILMES E “INFIERNO”

FUENTE: DIARIO CONTEXTO - Ago 24, 2021 E l secuestro y desaparición de Ricardo Darío Chidichimo, por entonces meteorólogo recibido e...