martes, 24 de noviembre de 2020

17 DE NOVIEMBRE DE 2020: CUARTA AUDIENCIA

 DOS SOBREVIVIENTES ACUSAN

 Este martes 17 de noviembre se escucharon los testimonios por exhibición en video de los ex detenidos desaparecidos Nilda Eloy y Alcides Chiesa, ambos fallecidos en 2017. La cuarta audiencia significó una experiencia por los relatos de los horrores vividos en las Brigadas de Quilmes y Avellaneda.

 



Por HIJOS La Plata

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Nilda Eloy – Ecos del “Infierno”

Aun conociendo los detalles de la crudeza del relato, el testimonio de Nilda Eloy fue muy esperado por el gran afecto que sembró la compañera en la militancia de Derechos Humanos a lo largo de su abnegada lucha por el Juicio y Castigo a los represores del Circuito Camps. Nilda testimonió innumerables veces en tribunales del país y de España. La exhibición correspondió a su relato en el juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz en La Plata en 2006, debate muy significativo por haber sido el primero que se realizó en la ciudad tras la anulación de las leyes de impunidad y durante el cual fue desaparecido por segunda vez el sobreviviente Jorge Julio López.

Nilda era una joven estudiante platense instrumentadora quirúrgica y estudiante de medicina, con interés por el arte y lo social, cuando fue secuestrada de la casa de sus padres el 1 de octubre de 1976, por una patota al mando del genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz y su chofer Hugo Guallama. Tenía 19 años. Sufrió la detención ilegal durante 11 meses hasta agosto del ‘77, tras lo cual fue legalizada como presa a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En ese periplo sufrió torturas y vejaciones en 6 de los Centros Clandestinos del denominado “Circuito Camps” como La Cacha, el Pozo de Quilmes, el Pozo de Arana, el Vesubio, el “Infierno” y la Comisaría 3ra de Valentín Alsina. Recuperó su libertad recién a principios de 1979 desde la cárcel de Villa Devoto.

Eloy relató que tras estar 4 días en La Cacha fue llevada al Pozo de Quilmes. El lugar venía funcionando como centro clandestino desde 1975 y para octubre del ’76 ya habían pasado por allí más de 60 personas.  En el traslado, realizado en camión con otros 30 detenidos, sufrió una parada y simulacro de fusilamiento en lo que cree era el parque Pereyra. Al ingresar a Quilmes “estaba toda negra, toda quemada” dijo Eloy en una muestra de lo que causaban las torturas a las que había sido sometida en la Cacha. En Quilmes pudo saber que allí estaban Hilda Fuentes, Ángela López Martín y su novio Osvaldo Busetto, Emilce Moler, Patricia Miranda, Nora Ungaro y el grupo de estudiantes de La Noche de los Lápices que había sido traído desde Arana. Las detenidas le contaron de las torturas que se sufrián en Arana y allí la llevaron tras 3 días en la Brigada de Quilmes junto a Ungaro y un grupo más pequeño de detenidos. En Arana escuchó al torturador “El Francés”, a quien había cruzado en “La Cacha” y luego reconoció en “El Vesubio”. Allí también supo de varios detenidos como Marlene Krugg, detectó al genocida ya fallecido Pedro Durán Sáenz y presenció la llegada de una patota del Regimiento de La Tablada que sacó a un detenido para torturarlo. Tras 15 días en ese lugar, ya a fin de octubre de 1976, fue llevada en dos vehículos a la Brigada de Investigaciones de Lanús, con sede en Avellaneda, conocida como “El Infierno” porque de allí no se volvía. En el traslado estaban Horacio Matoso, Haydeé Lampugnani, Inés Pedemonte, Mario Salerno, Jorge Mendoza Calderón y Graciela Jurado, estos 3 últimos aún desaparecidos. En Avellaneda las condiciones de detención se agravaron.

Junto a otros 5 compañeros los ubicaron en una celda donde ya había otra persona, Enrique Barry, apodado “Pingüino”, quien los puso al tanto del régimen del lugar. “En 5 días, la puerta de ese calabozo de un metro y medio por dos no se abrió nunca. Nos turnábamos para poder sentarnos”, relató Nilda. Les daban agua “cada cuatro o cinco días, nos pasaban una manguera por la mirilla de la puerta y había que abrir la boca para tomar, la sed era lo más desesperante”. Allí se comía cada quince días una cucharada de lo que hubiera mientras los detenidos eran puestos en el patio en fila. Recordó el primer traslado de otras personas que vivió: “los llamaron, los bañaron, los afeitaron y les dieron ropa. Les decían que iban a ver a un juez, pero Graciela, una compañera, se dio cuenta de que era domingo ese día, que no habría ningún juez”. Llegó a contar entre uno y dos traslados por semana mientras estuvo allí y pudo reconstruir que desde “El Infierno” se hacían traslados a Campo de Mayo para luego llevar a los detenidos en avión a los CCD de Córdoba, como fue el caso de Salerno y Lampugnani. También pudo saber de Gerardo Carrizo, de un trabajador de la Yelmo, Esteban Santos, de un grupo de trabajadores de la fábrica metalúrgica de Quilmes Saiar, como Héctor Pérez, militante del PC asesinado desde este lugar, Luis Jaramillo, también asesinado y sus restos reconocidos por el EAAF enterrado como NN en el cementerio de Avellaneda en 1990. Además supo de un grupo que había sido traído de la Brigada de San Justo, entre los que estaban Ricardo Chidichimo, Gustavo Lafleur y José Rizzo, todos ellos desaparecidos y de este último sus restos fueron identificados por el EAAF en 2009. También recordó a una persona apodada “El Abuelo” o “El Colorado” que era llevada a torturar a la ESMA y traída nuevamente al lugar.

Luego de ello, expresó: “en un momento era la única mujer permanente allí para todo lo que se les ocurriera. Si para presionar a un compañero creían que necesitaban hacerle escuchar cómo torturaban a la madre o a la hija, yo era sacada del calabozo, llevada a la sala de torturas que estaban atrás y torturada para hacerme gritar. Y yo gritaba”, describió.

Valientemente mencionó a Miguel Ángel Ferreyro, un cabo y guardia de lugar a quien denunció por violación, al que reconoció por la voz en una audiencia del Juicio Por la Verdad y por el anillo que llevaba puesto, que era el mismo que usaba en aquel entonces.

El genocida Ferreyro, quien goza de prisión domiciliaria en calle 24 y 466 de City Bell, fue escrachado al inicio de este debate.

En este lugar pudo presenciar la llegada de Diana Wlichky, esposa de AlfredoMartínez, quien fuera secuestrada embarazada y está desaparecida. Eloy también mencionó un episodio en el que “el jefe de la patota que estaba ese día me hizo sentir un aparato del cual se ufanaba, porque decía haberlo creado, que usaba para introducir en las mujeres y pasarles electricidad”. Se trataba de un elemento de tortura que se introducía en el útero con la finalidad de quemar el endometrio y generar infertilidad. Como muestra de las situaciones extremas que vivieron en “El Infierno”, contó que un joven apodado Chiche, antes de ser secuestrado, había sido operado de apendicitis y no resistió a la tortura. Lo dejaron dos días muerto en la misma celda. De allí, fue trasladada a la Comisaría 3ra de Valentín Alsina, pesando 29 kilos y luego “blanqueada” en Devoto, donde le dieron la libertad a principios de 1979.

Pese a su ausencia física, pese a la tardanza del Estado en juzgar estos crímenes imprescriptibles, allí estuvo una vez más presente Nilda con su relato valiente, duro y conmovedor, exigiendo juicio y castigo a todos los genocidas y sus cómplices.

 

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EL GENOCIDA FERREYRO.

ALCIDES CHIESA – IMÁGENES DEL POZO DE QUILMES

 

Sobreviviente de los CCD “Pozo de Quilmes” y “Puesto Vasco” (la Subcomisaría de Don Bosco, Quilmes) Alcides Antonio Chiesa declaró en varias oportunidades en los juicios a los genocidas: en la causa 13 del juicio a la Junta Militar, en Madrid y en Roma en la causa que se hizo contra el general Carlos Suárez Mason. En esta oportunidad se exhibió su testimonio de 2012 en el denominado Juicio Circuito Camps”.

Alcides dijo que en los ’70 estudiaba cine en el INCAA y vivía en Quilmes. Había realizado un documental sobre sobre un pintor de Quilmes, Manuel Oliveira, donde se hablaba de la soledad y se hacía referencia a la soledad del preso político y del secuestrado. Entonces el Poder Ejecutivo Nacional secuestró su película y él pensó que les interesaba la película y lo contratarían para algún trabajo. En octubre del ’77 Oliveira llama a la casa de los padres de Chiesa y lo va a ver. Cuando Alcides sale a recibirlo el pintor le dice “hay un despelote bárbaro”, le da la mano y Alcides ve que comienzan a salir represores de todos lados. Lo secuestraron el 15 de octubre del 77, fue llevado al Pozo de Quilmes, donde se encontró con su esposa: «me torturaron delante de mi mujer», expresó.

Aseguró que él conocía la Brigada de Quilmes porque había con su padre tenía una carpintería de aluminio y dos años antes había construido en ese lugar. Aunque iba secuestrado con un pulóver en la cabeza dentro de un auto reconoció el portón: “tanto como que lo había hecho yo”, sentenció. Mientras tanto desde la casa de sus padres, su mujer y a su padre hicieron un recorrido por comisarías para buscarlo y en cuanto volvieron, después de unas horas, represores de la Brigada los estaban esperando y se los llevaron a “Puesto Vasco”.

Chiesa fue desnudado y torturado con picana sobre el elástico de una cama mientras le preguntan por “Tony”, un compañero suyo llamado Juan Ginés que militaba en Montoneros con su mujer y con quien Alcides había empezado a hacer cine. La misma noche trajeron a su mujer, Norma Leanza, desde “Puesto Vasco” para presionarlo y que diga nombres. Lo vinculaban a un grupo de militancia montonera que realizaba interferencias en señales de televisión para emitir proclamas de la organización.

“Yo no tenía mucha militancia política, por lo que mucho no le podía dar”, dijo el sobreviviente. Agregó que “estuve separado del resto, o sea que yo nunca vi a nadie hasta todo el primer mes. Luego de un mes me llevaron a Puesto Vasco, ahí me encuentro con que está mi mujer. Me entero por intermedio de mi mujer que también había sido llevado mi padre”. Su padre estuvo trece días en “Puesto Vasco” y luego lo llevaron al Cot1 de Martínez hasta mediados de noviembre del ‘77.

Después sacaron a su mujer y la llevaron a la Brigada de Quilmes, ingresando la primera semana de noviembre del ’77. Tras esto lo regresan a Alcides a la Brigada con Jorge Allega. “Me vuelven a meter ahora sí en una celda común con toda la demás gente... me sacaban, me hacían preguntas, o me volvían a meter, me torturaban casi un mes más, hasta casi noviembre, luego dejaron de preguntarme y bueno, no tuve más interrogatorios hasta que me fui de ahí”. En abril del ’78 Leanza fue liberada y Chiesa fue llevado en mayo de ese año a la Comisaría de Villa Echenagucia, en Gerli, donde se encontró con Alcira Ríos, a la postre abogada de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre las personas que vio en Quilmes mencionó a varias parejas: Juan Carlos Guarino y su compañera María Elena Varela, Carlos Esteban Rodríguez y su esposa Mirtha Teresa Gerelli, Omar Farías y Gladys Noemí Musante, Rodolfo Ernesto Torres y Silvia Streger, Juan José Rúa y Silvia Herna, Carlos Robles y Martina Espinoza. También recordó a Alberto Maly y Alberto Derman, cuyo caso fue relatado en la audiencia anterior por su esposa Cristina Gioglio, un hombre de apellido Palomo, Ruben Schell, y los hermanos Doméncio y Felipe Favazza, trabajadores de la Peugeot y la Kaiser apodados “Los Tanitos".

Chiesa también rememoró la llegada al CCD de un grupo de 30 secuestrados uruguayos entre noviembre de 1977 y abril de 1978. Sobre el punto dijo que “ellos llegan más o menos en febrero del ‘78, después de la visita de Suárez Mason eso se empieza a vaciar el centro y entre enero y febrero se empiezan a llevar a la gente y es ahí cuando traen a este grupo de uruguayos. Yo estuve cuando uno de ellos tuvo un ataque de asma y murió de un ataque cardíaco”, afirmó el sobreviviente.

Entre los represores de Quilmes señaló que “tengo nombre pero evidentemente no deben ser nombres de ellos, uno es Jorge Gómez, después tenía a otros que se llamaban ‘Churrasco’, ‘Chupete’, había otro ‘Gómez’, otro que le decían ‘El Tío’, estos eran de la Policía de la Brigada”. También recordó especialmente al médico policial Jorge Antonio Bergés, imputado en este debate y con domiciliaria en su casa de calle Magallanes (hoy llamada Madres de Plaza de Mayo) N°1441, Quilmes. “Me atendió, porque tuve una infección por la tortura en un pie”.

A mediados de enero del ’78 visitaron el lugar altos militares: “yo pude reconocer a uno de ellos como Suárez Mason y el resto de los Oficiales, a uno le decían Juan Carlos, a otro Monstruoso y el Jefe de ahí que le decían el Coro, o el Coronel”. Según Chiesa “la tortura más difícil era el encierro, días y días en el mismo lugar. La sensación de no ser nada, de no poder denunciar en el palacio de justicia, en una comisaría, lo que nos estaban haciendo» exclamó.

Chiesa fue blanqueado en 1978 y liberado en el año 81, luego de un tiempo de detención en la Unidad Nº 9 de La Plata. Su testimonio aportó para condenar a las cúpulas militares en los ’80, a algunos torturadores de Puesto Vasco y Quilmes en 2012, y vuelve a alumbrar sobre el funcionamiento de la Brigada de Quilmes durante dos de los tres períodos de su funcionamiento. Como cineasta logró aportar antes de morir claras imágenes del horror que se vivía en ese CCD.

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EL GENOCIDA BERGÉS.

 

El juicio continúa el martes 24/11 con los testimonios de las integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) Patricia Bernardi y Mercedes Salado, que expondrán sobre la tarea forense sobre identificación de restos de personas desaparecidas inhumadas clandestinamente como NN.

Se puede seguir en vivo por los canales youtube del cij y del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

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