martes, 2 de marzo de 2021

23 DE FEBRERO DE 2021: DECIMOQUINTA AUDIENCIA

TRES SOBREVIVIENTES

El debate continuó con tres testimonios de sobrevivientes otorgados de manera virtual. Las historias de Jorge Nadal, confinado 2 meses en el “Pozo de Banfield” durante el tercer gobierno peronista; Luis Messa, secuestrado en Escobar, torturado en varias dependencias de la zona y traído una semana a Banfield; y Lucía Deón, secuestrada en Banfield en el gobierno de Isabel Martínez y en el “Olimpo”, el “Pozo de Quilmes” y la ESMA en dictadura, fueron parte de los relatos que se escucharán en el juicio sobre el genocidio cometido entre 1974 y 1983.

 

Por HIJOS La Plata

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EL CHUPADERO DE BANFIELD EN EL TERCER GOBIERNO PERONISTA

 

La primera testimonial correspondió al sobreviviente JORGE NADAL, militante del PRT-ERP que pasó 2 meses en el Pozo de Banfield en el otoño-invierno de 1975, fue torturado por 4 años en el penal de Sierra Chica y luego obligado a exiliarse en Francia. Increíblemente su historia no forma parte de la acusación de este debate como caso.

 

Nadal habló por videoconferencia desde su San Luis natal y comenzó mostrando al tribunal un ejemplar del diario “La Opinión” del 30/5/75 donde figuran las 32 personas que fueron detenidas junto a él. Contó que la madrugada del 16 de mayo de aquel año una patota de civil lo secuestró en su casa de Isidro Casanova, donde vivía con su hijo Carlos de 2 años y su compañera, Hilda Magdalena García, que está desaparecida y al ser secuestrada cursaba un embarazo de casi 9 meses. Dijo que su secuestro marca “el carácter represivo y terrorismo de Estado durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, que lanzó una represión indiscriminada” sobre la militancia. “Fui un opositor férreo a los golpes de Estado y a las dictaduras desmadradas”, afirmó el sobreviviente.


Para graficar la ilegalidad y brutalidad del procedimiento dijo: “a mi mujer le pusieron una ametralladora halcón en la panza y a mí trataban de humillarme apuntándome en el traste”.


El testigo dijo que fue llevado a Banfield en el piso de un Falcon, mientras otros grupos de represores secuestraban a otros compañeros suyos. “Era tal el desorden que había y éramos tantos que fuimos detenidos simultáneamente”, recordó. Esa misma noche en el “Pozo de Banfield” lo torturaron con picana eléctrica sobre un elástico de cama. “Como les pareció poco, me dispararon un tiro de 45 en la rodilla derecha, y otro en el lóbulo de la oreja derecha. Ahí también me aplicaban picana”, explicó el testigo.

 

Entre los militantes detenidos aquella noche, Nadal mencionó a Graciela Santucho de 18 años, sobrina de Mario Roberto Santucho, a Perla Baselman, Osvaldo Charrul, Daniel Algurúa y su esposa embarazada, Rita Liliana Aguel, Oscar Cardozo, Rafael Runco, Eduardo Piva, esposo de Graciela Di Lauro, Isabel Ibarra y su hermana Leonor, Nilda Mabel Vega, Silvia Martínez Sánchez Flores, Jesús Álvarez (sacerdote español), Margarita García de Souza, Andrés Pedro Caporale, Germán Gargano, María José Sánchez y Silvia Leni. Curiosamente de esa lista de detenidos que muy probablemente fue llevada a Banfield, salvo Gargano y los Piva-Di Lauro,  ninguno es caso en este debate.

 

En su testimonio Nadal mencionó a varios represores imputados en el debate. Por un lado a Juan Miguel Wolk, apodado “El Patón”, con domiciliaria en Benedeto Crocce N° 3045 de Mar del Plata, que tuvo una prodigiosa carrera en Investigaciones entre los año ‘74 y ‘79, primero como jefe de Delitos contra la Propiedad, luego en Delitos contra las Personas, más tarde en la Dirección de Investigaciones Zona Metropolitana, con sede en Banfield, y finalmente como subdirector general e integrante de la plana mayor de la Dirección General de Investigaciones comandada por Miguel Etchecolatz.

 

Por otro lado recordó a Jorge Antonio Bergés, médico y comisario retirado de La Bonaerense SA que goza de domiciliaria en calle Madres de Plaza de Mayo (Ex Magallanes) n° 1441 de Quilmes oeste. Bergés fue quien falseó la partida de nacimiento del segundo hijo de Nadal, Pedro, y lo entregó al represor Luis Alberto Ferian. “Durante 30 años busqué a mi hijo por su silencio”, dijo Nadal en relación al genocida Bergés. Pedro nació en mayo del ’75 en Chaco, de donde era oriunda su madre, que fue secuestrada el 5 de marzo del ’76 en Guernica. La apropiación se juzgó en 2012 en el llamado juicio “Circuito Camps” donde Bergés fue condenado por la retención y ocultamiento del menor en concurso ideal con alteración del estado civil y falsedad ideológica de instrumento público.

 


 Jorge Nadal también mencionó a un represor apellidado Gorosito al que vio en una situación extrema. Dijo que en una celda del Pozo de Banfield, desnudo y esposado a otro detenido en medio de aguas servidas, presenció la muerte de ese compañero, cuyo nombre no recordó. En cambio sí se acordó del policía que fue a ver qué pasaba, de apellido Gorosito, de quien dijo que estaba “siempre impecable, vestido de civil, con los zapatos lustrados y un pullover amarillo de angora. Tendría 30 años. Todos los guardias que estaban adentro eran miembros de la Brigada”.
 

También mencionó el caso de una joven que estaba embarazada y que años después identificó como Norma Dolores Castillo, que pudo recuperar a su hijo, Nelson, que hoy tiene 40 años. Pero dijo desconocer si nació en cautiverio o no.


Tras su período en Banfield hasta mediados de julio del ’75 Nadal fue llevado al penal de Sierra Chica, donde continuaron los golpes, maltratos y hasta un envenenamiento. Los malos tratos fueron constatados por una delegación de la Cruz Roja Internacional en el año 1978. De Sierra Chica lo trasladaron a la Unidad 9 de La Plata, donde le llegó la opción para salir del país a Francia en 1979. “Más que una opción era que a uno lo echaban del país”, sentenció Nadal. En esa circunstancia y antes de exiliarse recibió la visita de su hijo Carlos Alberto, que ya tenía 7 años. Además debió sufrir una maniobra de traba de su salida a Francia atribuyéndole 2 robos con los que nada tenía que ver.


Tras una búsqueda incansable de 3 décadas y con el apoyo y la investigación de otros familiares, Jorge se pudo reencontrarse con su hijo Pedro hace 14 años. El chico había sido criado por el represor Ferian, que pertenecía a la Brigada de Quilmes, y su mujer Yolanda De Francesco.


Nadal desenmascaró el rol cómplice de la iglesia católica con el genocidio, en particular del obispo diocesano de San Luis, Juan Rodolfo Laise, ya que su madre quiso interceder por su caso y la respuesta fue: “nosotros a las madres de los comunistas y subversivos no los recibimos».

 

Además Nadal remarcó que “el plan sistemático no se agotó en nosotros. Estos genocidas no se conformaron con nosotros”, y señaló que su madre falleció de un infarto, su compañera Hilda sigue desaparecida, su hijo Carlos tuvo muchos problemas de salud, su otro hijo fue apropiado y su exilio en Francia no fue nada sencillo. Concluyó en que fueron sus convicciones lo que lo hicieron resistir al cautiverio y las torturas y que jamás les brindó a los represores información que sirviera para detener compañeros o reventar algún domicilio de su organización.

 

En una oportunidad entre 20 lo golpearon en el pabellón de castigo y lo Sobre los represores de Banfield dijo que “eran muchos los de la patota. Se esmeraban tanto en la tortura que también los agotaba, pero como eran un montón nos torturaban mucho. El gobierno de Estela Martínez de Perón les daba mucho impulso a la represión, espacio y oxígeno a estas bandas entre ellas la Triple A, había civiles e iglesia que los secundaba. Pero no tenían el mismo tiempo para los interrogatorios que tenían luego en dictadura, por las familias que nos buscaban y los organismos de derechos humanos. Después tuvieron tiempo para hacer cosas infinitamente peores a las que relaté”.

 

Para finalizar su relato Nadal le habló con dureza al tribunal y dijo: “En nombre de mi querida compañera a quien nunca olvidaré pese al paso de los años, son muchos más que treinta mil porque hay casos que no se conocen porque mataron a las familias completas o no sabían que las mujeres estaban embarazadas. El pedido es que se llegue a una sentencia firme. Nosotros ya tenemos 70 años. Muchos represores se murieron sin pasar por la justicia y otros no se han muerto y disfrutan de una prisión domiciliaria. Quienes subvirtieron el orden público fueron ellos y desde el terrorismo de Estado”.

 



DE ESCOBAR AL POZO DE BANFIELD

 

La audiencia continuó con el testimonio de LUIS ALBERTO MESSA, trabajador administrativo de Fabricaciones Militares y militante de la Juventud Peronista secuestrado en Escobar en marzo del ’76, pasado por la Comisaría de Escobar, por el CCD del buque ARA Murature en Campana, por el Tiro Federal de Campana, 6 días por el “Pozo Banfield”, y que sufrió cárcel sin proceso legal en Sierra Chica, la Unidad 9 de La Pata y el penal de Rawson hasta junio de 1982.

 

Messa relató que desde 1969 fue empleado de Fabricaciones Militares en la sede central en Capital Federal. Allí organizó la junta interna, fue delegado de ATE y también militaba en la JP. Luego en su trabajo lo pasaron a la planta de Pilar y se fue a vivir a Escobar, de donde era su familia. Además de realizar tareas barriales con la JP en Escobar, ya en 1975 se incorporó a Montoneros. 

 

Desde enero del ’76 comenzó a sufrir allanamientos en la casa de sus padres, donde vivía con su familia. Nunca lo encontraron, pero sus padres sufrieron golpes, amenazas y robos, y él debió renunciar a su trabajo y comenzar a vivir clandestino.

 

Finalmente lo detuvieron el 31 marzo del ’76 en la calle en Escobar. Y mientras estaba con un amigo de su padre. Lo redujeron, los pusieron en el piso de un auto y lo golpearon. Lo llevaron a la Comisaría de Escobar. En comisaría lo vio al “jefe de zona”, Capitán de Artillería Eduardo Francisco Stigliano, represor que había estado en operativo de casa de sus padres cuando él no estaba. Allí estuvo un par de horas y luego lo trasladaron tabicado en auto a un lugar en Campana. Con el tiempo Messa dedujo que se trata del buque  Murature de la Armada, que operaba como CCD anclando en los puertos de Zárate, Campana y Escobar. Como conocía la zona reconoció el lugar por la sirena de la fábrica Dálmine-Siderca, por el ruido del tren y del puerto. Ahí lo torturaron con picana eléctrica, el potro y colgándolo de un guinche,  mientras lo interrogaban por su actividad política y sindical. Luego fue bajado y subido varias veces del buque a un lugar similar a una casilla o camión celular donde había otras personas. De allí lo trasladaron al Tiro Federal de Campana y a otro lugar que posiblemente fuera el Arsenal de Artillería de Zárate. Cabe recordar que desde mayo del ’76 los partidos de Zárate y Campana pasaron de depender de la Zona militar represiva 1 a la zona 4, dirigida desde Campo de Mayo, el partido de Escobar correspondía al Área 401 a cargo del Ejército Argentino, y la costa de Zárate a la Fuerza de Tareas 4 de la Armada. Messa dijo que entre el buque, el Tiro Federal y el Arsenal de Zárate estuvo unos 15 días secuestrado y siempre atado de pies y manos con alambre. En ese circuito pudo saber de otros detenidos como Marta Velazco y su esposo Morini, y Blanca Buda. Fue entonces que lo trasladaron en un camión con otras personas al “Pozo de Banfield”. Messa ubica la fecha cercana al 9 de abril del ’76. Al llegar lo pusieron tabicado y solo en una celda y tras un día lo destabicaron y lo llevaron al baño, donde pudo ver a la pareja Eva Orifici y Raúl Marciano, a quienes conocía de antes, que habían sido secuestrados el 29 de marzo de ese año, y quienes casi no lo reconocieron porque tenía la cara desfigurada por los golpes.

 

El sobreviviente dijo que fue esa la única vez que lo sacaron de la celda y que se enteró que estaba en Banfield porque un vehículo pasaba anunciando un baile que se iba a hacer en un club de esa localidad y porque otros presos se lo dijeron.




Sobre el régimen en el lugar dijo que estuvo atado de manos con alambre, estuvo vendado y encapuchado. Lo bajaron varias veces a interrogatorios y siempre le preguntaban los datos personales, lo insultaban diciéndole “Montonero de mierda”, mientras lo golpeaban entre 4 o 5 con un elemento contundente. Messa presenció el señalamiento que se hizo del CCD en 2010, y realizó el reconocimiento del lugar. 

 

Tras 5 días en Banfield lo trasladan en una camioneta al Hospital Militar de Campo de Mayo donde estuvo 6 o 7 días en recuperación. Tenía una herida en la muñeca por alambre, quemaduras y hematomas en rostro. Lo limpiaron y le hicieron curaciones mientras estaba vendado y atado a una cama. Además personal del Ejército lo amenazaba gatillándole una pistola y diciendo “Se terminó tu vida”. En este lugar también sufrió interrogatorios sobre su ideología y su militancia. Messa aclaró que en casi todos los interrogatorios le preguntaban por Marta Velazco, por la posta sanitaria de Montoneros y por el dinero de la organización. Velazco era médica de la familia de Messa y había sido funcionaria en el municipio de Escobar. Al igual que Messa ella y su esposo Hugo Luis Morini fueron secuestrados a fines de marzo del ’76 y estuvieron en el “Pozo de Banfield” la primera quincena de abril de ese año. Ambos continúan desaparecidos y son caso en este debate.

 


En declaraciones anteriores Messa había mencionado que conoció del paso por Banfield de Juan Carlos Deghi, Luis María Armesto, Blanca Buda y Francisco José y José Alberto Bugato, pero el paso del tiempo hizo que en este testimonio no pudiera afirmar lo mismo. 

 

Sobre su salida de Banfield, Messa dijo que un día lo ataron con alambre y lo sacaron del lugar en una camioneta que hizo un trayecto corto hasta un avión. Lo subieron al avión y lo esposaron a otra persona. Tras el viaje en avión los bajaron en lo que supone es el aeropuerto de Azul, porque lo destabicaron y lo subieron a un colectivo del Ejército con ventanas abiertas donde vio que pasaron por la plaza de Azul y los llevaban al penal de Sierra Chica. Messa ingresó al penal a fines de abril del ’76, luego fue llevado a la Unidad 9 de La Plata, y en junio del mismo año lo llevaron al penal de Rawson, en régimen de aislamiento. En diciembre del ’80 lo llevan nuevamente en avión a la Unidad 9, le negaron la solicitud de salida del país en el ‘81, y compareció en el Juzgado Federal Número 3, Secretaría 8 de La Plata a cargo de Héctor Adamo. Fue liberado en junio del ’82, con libertad vigilada hasta diciembre de ese año.

Messa agregó que cuando quiso buscar trabajo en democracia en Fabricaciones Militares en Escobar fue discriminado por haber sido preso político y le dijeron que todavía era “un cuadro del enemigo”. “Pudimos recuperar la libertad, pero la reinserción y la vuelta al trabajo fue difícil”, cerró el sobreviviente.

 



DETENIDA-DESAPARECIDA EN DEMOCRACIA Y EN DICTADURA

 

El último testimonio fue el de LUCÍA DEÓN, militante de la JTP que estuvo confinada en la Comisaría 1ra de Lomas de Zamora y casi 3 meses como detenida desaparecida en el “Pozo de Banfield” entre noviembre del ’74 y febrero del ’75 en pleno tercer gobierno peronista. Tras salir del país y regresar clandestinamente fue nuevamente detenida, llevada por casi un mes al CCD “El Olimpo”, recluida 2 meses en el “Pozo de Quilmes” entre enero y marzo del ’79 y llevada a la ESMA hasta 1982.

 

Deón relató que trabajaba en la municipalidad de Lomas de Zamora en el área de inspección de riesgos profesionales, tarea que implicaba realizar inspecciones en fábricas de todo el cordón industrial de la zona sur del conurbano. Era delegada del gremio de municipales y formaba parte de la Juventud Trabajadora Peronista de Lomas. Con sus compañeros daban charlas y cursos sobre seguridad industrial a los operarios de las fábricas que visitaban. “Eso parece que molestaba bastante”, dijo la testigo, “ya que en una oportunidad recibí una visita de gente de una fábrica me amenazó veladamente porque generaba reclamos sobre elementos de seguridad por los obreros”. Fue detenida el 14 de noviembre del ’74 en un bar de Lomas de Zamora junto a 3 compañeros de militancia que eran Juan Alejandro Barry, Carlos Pacharrián y Jorge Saravia Acuña. Los llevaron a la comisaría 1ra de Lomas de Zamora y allí torturados con interrogatorios sobre sus compañeros y su tarea en las fábricas como la cervecera Bieckert, la alimenticia Molinos y otras. “En mi caso particular quedé con una hemiplegia”, señaló Deón. Dijo en un momento la llevaron a una oficina y sobre una mesa vio los documentos de sus 3 compañeros detenidos. Agregó que luego de unos días fueron llevados tabicados y en un celular a lo que luego supo que era el “Pozo de Banfield”. En el CCD los subieron por una escalera a un primer piso y los ubicaron a los tres varones juntos y a ella en una celda individual. Después de unos días a ella la atendió un médico, le permitieron circular por el pasillo de la zona de celdas y pudo determinar que en total había 6 o 7 celdas, algunas con presos comunes (encerrados de a uno) y otras con presos políticos. En una estaban sus 3 compañeros y le permitieron hablar con ellos casi todos los días.

 

En una oportunidad a Lucía le dejaron comunicarse con un abogado, y a sus compañeros con los suyos, para lo cual bajó un piso y pudo entrevistarse en la planta baja del CCD. Luego la llevaron a declarar ante un juez y cuando quiso denunciar las torturas el magistrado le dijo: “Para qué, si la tortura es legal en nuestro país”. Toda una definición del clima político de la época. 

 

También recordó que a fines de febrero del ’75 les dijeron que estaban blanqueados ante el Poder Ejecutivo Nacional y que podían pedir la opción para salir del país. Ella pidió la salida a Perú, para lo cual la llevaron a la sede de Coordinación Federal de la PFA, en Moreno 1417 de Capital Federal, entre los últimos días de febrero o comienzos de marzo del ’75. Finalmente el 4 de marzo salió hacia Perú, donde tras un tiempo recibió a Saravia Acuña y se enteró que Pacharrián salió con la opción hacia México. De Barry no supo más nada. En la audiencia 12 de este debate Laura Franchi contó que habló con Barry en Banfield y le contó que estaba allí con su esposa embarazada Susana Mata. La pareja Barry-Mata, militantes montoneros que son caso en este juicio, fue liberada en el ’75, se mudaron a Rosario y luego a Montevideo, donde fueron perseguidos, asesinados en diciembre del ’77 y enterrados como NN en el cementerio local.

 

 Deón contó que cuando se produjo el golpe de estado en Perú encabezado por Francisco Morales Bermúdez, en agosto de 1975, salió con otros militantes de Perú preventivamente, fue a México y  entró clandestinamente a Argentina. 

 

En diciembre de 1978 fue nuevamente detenida y llevada al CCD “El Olimpo” donde fue torturada. En ese CCD pudo saber que había unos 40 detenidos. En enero de 1979 fueron separados en dos grupos, uno fue sacado del lugar y otro quedó ahí. Ella fue llevada a la Brigada de Investigaciones de Quilmes, “El Pozo de Quilmes”. Allí fue llevada con Oscar “Tano” González, Néstor Zurita, Horacio Guillermo Cid de la Paz, Alberto Ángel “Ratón” Laurenzano, Jorge Vázquez, Daniel Merialdo, Mario Villani y “Cacho” Peronio

 

En Quilmes fue puesta en una celda de planta alta, y sufrió las visitas de los represores  del “Olimpo” Juan Antonio Del Cerro, alias “Colores”, y de los apodados “Piraña” y “Paco”.

 




La testigo recordó que del “Pozo de Quilmes” se “fugaron” González, Zurita y Cristiani. En marzo del ’79 Deón fue llevada tabicada en un celular a la “Capucha” de la ESMA, y allí se enteró que González y Cristiani habían salido a España y que Zurita se había entregado al Grupo de Tareas de la ESMA. Relató que algunos detenidos dedujeron que había una pelea por los detenidos entre Ejército y la Armada. A ella la llamó para hablarle Jorge “Tigre” Acosta, quien le dijo que conocía a sus compañeros, que no tenía nada contra ella pero si con sus compañeros, que los iban a llevar a Campo de Mayo para asesinarlos y que podía negociar su libertad. Ella le contestó que no esperaba nada porque su compañero estaba muerto y su hijo con una familia en Córdoba. Tras un tiempo casi todo el grupo de 8 detenidos que venía de Quilmes fue llevado a la “Pecera” de la ESMA, donde Lucía realizó tareas de recortes de prensa. Lucía estuvo en la ESMA hasta la época de la guerra de Malvinas, cuando el Grupo de Tareas le da la opción de ir a Perú. Luego regresó vigilada al país y en agosto del ’82 le entregaron un certificado de su sobreseimiento en la causa por la ley 20.840 que tramitaba ante el juez Russo de La Plata y la liberaron. Aun así debió regresar periódicamente a la ESMA y tuvo controles hasta las elecciones del ’83.

Por el caso de Lucía Deón están procesados en este juicio los represores Juan Miguel Wolk, Antonio Herminio  Simón y Guillermo Domínguez Matheu por su paso por el “Pozo de Banfield” y Miguel Etchecolatz, Samuel De Lío, Roberto Balmaceda, Jorge di Pasquale, Carlos Romero Pavón, Jorge Antonio Bergés y Alberto Julio Candioti por los hechos de Quilmes.

Las testimoniales de esta audiencia mostraron apenas algunas de las historias que se vivieron en los Pozos de Banfield y Quilmes tanto durante el tercer gobierno peronista como durante la dictadura. Historias que empezarán a desandarse a partir de nuevos relatos del genocidio cometido entre 1974 y 1983.

 

El juicio continúa el 2 de marzo con los testimonios de la ex detenida del Pozo de Banfield Lidia Biscarte, de Gustavo Fernández, sobreviviente del “Pozo de Quilmes” que testimonia también por su hermano Carlos Alberto, y de familiares del sobreviviente de Banfield Valerio Salvador Ubiedo.  Se puede seguir en vivo todos los martes por la mañana por los canales youtube del CIJ y del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.






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