lunes, 21 de junio de 2021

15 DE JUNIO: TRIGESIMA AUDIENCIA

 HISTORIAS SURCADAS POR LA REPRESIÓN

Una nueva audiencia del debate por los crímenes cometidos en los “Pozos” de Banfield y Quilmes y la Brigada de Investigaciones de Lanús-Avellaneda tuvo como protagonistas a Melania Servín Benítez, hermana del periodista Santiago Servín, desaparecido en septiembre del ’76 que paso por el CCD de Quilmes; a Ricardo López Martín, hermano de la docente y militante del PRT-ERP Ángela López Martín, vista en los CCD de Arana; y Valeria Gutiérrez Acuña, hija de los militantes montoneros desaparecidos en agosto del ’76 Liliana Isabel Acuña y Oscar Gutiérrez, nacida en cautiverio y apropiada con colaboración de efectivos del “Pozo de Banfield”.

 

Por Espacio de Lucha Nilda Eloy

https://juiciobanfieldquilmesinfierno.blogspot.com/

 https://www.facebook.com/EspaciodeLuchaNILDAELOY

 

 

 

VÍCTIMA DEL PLAN CÓNDOR

El primer testimonio de la jornada fue el de MELANIA SERVÍN BENÍTEZ, hermana del periodista desaparecido Santiago Servín, director del diario “La Voz de Solano”, secuestrado en Quilmes el 7 de septiembre del ’76 y visto en los CCD de Arana y luego en el “Pozo de Quilmes” entre fines de septiembre y fines de diciembre de ese año.

Melania contó que su hermano había nacido en Paraguay y había venido a Argentina tras sufrir cárcel en la dictadura de Alfredo Stroessner por su militancia en el PC paraguayo. Así fue que se radicó en San Francisco Solano, partido de Quilmes, adonde luego fue también Melania a vivir.

La testigo detalló que su hermano era director del diario “La Voz de Solano”, donde escribía en contra de la dictadura. Santiago tenía 51 años, era promotor de vinos a la mañana y a la tarde se iba al periódico. Era militante de Vanguardia Comunista y fue secuestrado la madrugada del 7 de septiembre del ’76 en su casa, junto a su sobrino Atilio Servín, de 27 años y cuyo caso increíblemente no forma parte del debate.

Melania dijo que la esposa de Santiago, Deolinda Paniagua, le contó que en el operativo hubo varios represores de civil que aparentemente era militares, y entraron violentamente al domicilio para llevarse al periodista. “Se llevaron el sueldo que él había cobrado, ropa, cosas de él, los escritos y el borrador de una novela que estaba escribiendo”, afirmó la testigo. Días antes habían envenenado al perro de la familia para preparar el terreno, y habían secuestrado a José Estevao, compañero de su hermano y también periodista en La Voz”.

La familia presentó varios Hábeas Corpus y realizó averiguaciones y denuncias en comisarías de Quilmes y La Plata, y hasta en el Batallón de Comunicaciones de City Bell, pero no obtuvieron ningún dato. A las 2 semanas fue liberado Atilio, liberado de madrugada en el Parque Pereyra y que luego se exilió en Suecia. Al salir Atilio debió ser internado, y cuando se recuperó comenzó a realizar averiguaciones sobre el lugar donde habían estado con Santiago, del que recordaba que era descampado, con calle de tierra y pasaba el tren cerca. Así dedujo que podría haber sido alguno de los CCD de Arana, lo que se comprobó por la testimonial del sobreviviente Gustavo Calotti.

Empezamos a saber de gente que estuvo con él”, señaló la testigo, y agregó que Calotti “cuenta que estuvieron juntos en el Pozo de Arana, y coincidieron con los chicos de la Noche de los Lápices. El 23 de septiembre fueron trasladados a la Brigada de Investigaciones de Quilmes. Allí permanecieron hasta mediados de octubre. Mi hermano y mi sobrino. Parece que fue llevado al Pozo de Banfield. Calotti se fue, pero ahí quedó mi hermano y de ahí lo largaron a mi sobrino».

Además Melania refirió que el caso de Santiago se relaciona con el “Plan Cóndor”, el esquema de coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur sobre el que expuso la especialista Stella Calloni en la audiencia 14 de este debate, y aseguró que Santiago estaba en una lista de más de cincuenta paraguayos secuestrados: “Supuestamente fue llevado a Paraguay”, dijo la testigo.

Me gustaría saber qué hicieron de él porque realmente era un hombre bueno, muy inteligente, muy capaz”, dijo la hermana del desaparecido, que leyó un fragmento de la declaración de Calotti donde el sobreviviente dijo: “Santiago Servín era un hombre bueno, y no creo que yo lo idealice en el tiempo. Solidario, de no perder la calma, de alentar a los que estábamos a su lado. Tal vez haya sido el último en verlo con vida. Era de una gentileza, de una bondad… Tenía 50 años. Nosotros lo llamábamos viejo, abuelo. Todos los días me contaba un capítulo de su libro. Lo recuerdo con cariño, con entrañable cariño”.

La testigo aportóque hace años la familia dejó su ADN en el banco del Equipo Argentino de Antropología Forense, pero que “se sigue buscando, y no aparece”. Recordó a su hermano al decir que “era mi apoyo, mi sostén espiritual. No quisiera irme de este mundo sin saber qué hicieron con él, cómo fueron sus últimos días. Dónde lo tiraron, dónde está. Alguien tiene que saber dónde están. Estos se están muriendo todos y ninguno dice nada. Podrían hacer algo bueno antes de morir. Seguro que Etchecolatz lo entregó al Plan Cóndor».

La actividad periodística de Santiago Servín y en particular el rol de “La Voz de Solano” puede verse en este corto documental producido por la Universidad de Quilmes. 

 https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=9okbHqlAAao&feature=emb_logo

 


DE ARANA A BANFIELD

El segundo testimonio fue el de RICARDO SALVADOR LÓPEZ MARTÍN, hermano de Ángela López Martín, secuestrada la madrugada del 25 de septiembre de 1976 en la casa familiar de Villa Montoro, al sur de La Plata, y vista entre el 3 de octubre y diciembre de ese año en la División de Cuatrerismo de Arana y el “Pozo de Quilmes”. Ángela era compañera del militante del PRT-ERP Osvaldo Enrique Busetto, secuestrado herido el 9 de septiembre del ’76 en La Plata y desaparecido tras pasar por los CCD del Hospital Naval, Arana, “Pozo de Banfield” y “Pozo de Quilmes”

Ricardo comenzó diciendo que al momento de su secuestro su hermana tenía 30 años y era profesora de geografía del Colegio Nacional de La Plata, de la Escuela Agraria y de la Facultad de Arquitectura de la UNLP. Relató que aquella noche, cerca de la 1:30 de la mañana, él estaba en la casa de su hermana con ella y sus padres, todos durmiendo. Así se presentó un operativo de alrededor de 15 personas vestidas de particular y armadas que se presentaron como del Ejército, pidieron que abran la puerta. La madre abrió y él salió por una puerta lateral de la casa. De inmediato lo pusieron contra la pared con las manos en alto y le dijeron que fuera hacia el frente. En ese momento Ricardo vio un Torino negro sin patente y sobre el auto de su hermana, estacionado en la puerta de la casa, divisó a un represor con una visera larga apostado con un arma de grueso calibre. Entonces preguntaron por “Andrea” o “Angélica” y ellos corrigieron que la única que allí había con nombre parecido era Ángela. Además redujeron a sus padres en el living y le dijeron a su hermana que los acompañara. Le vendaron los ojos, le ataron las manos en la espalda y la llevaron de los pelos hasta un vehículo. Mientras tanto se robaron varias cosas de la casa y al parecer encontraron en la habitación de Ángela algún elemento relacionado con la militancia, porque uno de los represores dijo “resultado positivo”. También le preguntaban a Ángela por “Marlene”, estudiante de obstetricia y compañera suya, que no es otra que Marlene Kegler Krug, militante del PRT-ERP secuestrada un día antes de este operativo frente a la Facultad de Medicina y que fue desaparecida tras pasar por los CCD de Arana y “Pozo de Banfield”. Ricardo contó que Ángela estaba de novia con el militante del PRT-ERP Osvaldo Busetto, con quien había alquilado un departamento en calle 9 en el centro de La Plata, y tras el secuestro de Busetto, Marlene y Ángela habían coordinado para ir a buscar allí unos documentos para entregar a la organización. Pero en medio de esa acción Marlene cayó detenida y luego secuestraron a Ángela.

Ricardo contó que la familia realizó el Hábeas Corpus por Ángela y gestiones ante el Ministerio de Interior y la embajada de España, ya que la joven era española naturalizada argentina. Y agregó que se hizo un proceso en la audiencia Nacional de España, adonde él fue a declarar en el año ’97.

Por la reconstrucción que pudo realizar la familia a través de los relatos de los sobrevivientes Nora Ungaro, Walter Docters y Pablo Díaz se supo que Ángela estuvo confinada en el CCD “División de Cuatrerismo” de Arana hasta comienzos de octubre del ‘76, y luego alternadamente en el “Pozo de Quilmes” y el “Pozo de Banfield” hasta diciembre de ese año.

Cuatrerismo” fue uno de los 4 CCD de la zona de Arana, en el extremo suburbano sur de La Plata y cercano al Aeropuerto, junto con el Destacamento policial, el “Pozo de Arana” ubicado detrás del Destacamento y la Estancia “La Armonía”, emplazada en el actual predio del Regimiento 7.

En su testimonial en el Juicio por la Verdad de octubre del ’99 Ricardo había relatado que durante el operativo su padre alcanzó a ver a varios de los represores y le contó que dos personas que él había identificado no estaban fuera del barrio, y una de ellas vivía cerca de la casa dela familia. Agregó que esa persona estuvo por período largo viviendo en el barrio y en la década del ‘80 se fue de ese lugar. Pero a otra de las personas la identificó y con el tiempo le alquiló la casa familiar, convertida en departamento a ese individuo. Esa persona se llama Emir Reinaldo Macedo, cuyo documento nacional 5.178.626.fue aportado a la justicia por Ricardo hace más de 20 años. En la testimonial de este debate Ricardo agregó que a partir del secuestro de su hermana la familia se desarmó: él se fue de su casa, su madre se enfermó de cáncer y murió en 2 años y medio.

 


Respecto a Osvaldo Enrique Busetto tenía 30 años. Se había casado y tenía una niña de 2 años. Era diseñador y estudiaba arquitectura en La Plata. Integraba el Frente Militar del PRT-ERP, bajo los alias de "Pedro" y "Juan". Participó en la acción de Monte Chingolo con este último nombre. Trabajaba en el Cuerpo de Bomberos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y había desarrollado un trabajo de inteligencia entre la oficialidad de La Bonaerense. Fue secuestrado dos semanas antes que su compañera, el 9 de septiembre del ’76 en la Plaza San Martín del centro platense, por hombres que le dispararon y lo metieron en el baúl de un auto. Según relatos reconstruidos por la militancia erpia, un vecino lo vio correr por la calle 54 hacia la plaza. En el momento que cruzaba la calle, llegó un Torino de color marrón de contramano por la calle 7. Otros dos Torinos también participaron en la operación. Se bajaron tres personas del primero, y uno le gritó a Osvaldo. Otro le disparó, y Osvaldo cayó herido en la plaza. Lo recogieron inmediatamente, lo pusieron en el baúl de uno de los Torinos y se fueron.
Al parecer fue herido de bala en las piernas y el abdomen y operado en el Hospital Naval Río Santiago, ubicado detrás del Batallón de Infantería de Marina 3, en el límite entre La Plata y Ensenada. Allí fue interrogado por el Coronel Ricardo Eugenio Campoamor, "coronel Vargas", jerarca de la represión en la subzona 11 y jefe del Destacamento de Inteligencia 101 entre noviembre del ’74 y noviembre del ‘76. Osvaldo fue visto en el los CCD de Arana en septiembre del ‘76, y en los “pozos” de Quilmes y de Banfield entre fines de septiembre y fines de diciembre de aquel año.
Su caso integró la acusación el juicio realizado por el radicalismo en causa nº 44 con sentencia en 1986, y también fue contemplado en los debates conocidos como “Circuito Camps” de 2012 y “Fuerza de Tareas” de 2015.

En el debate de 2012 Mariana Busetto, hija de Osvaldo y Ángela, dijo que tuvo la primera información sobre su padre a través del libro y la película “La noche de los lápices”. De allí sacó el nombre de Pablo Díaz, el sobreviviente que permitió reconstruir esa historia, y lo contactó en una marcha en 1989. Agregó que su hijo lleva el nombre de guerra de su padre. Tanto en aquel debate como en este, los sobrevivientes Walter Docters y Pablo Díaz contaron que vieron a Osvaldo en el circuito Arana-Banfield-Quilmes y que pudieron hablar con él para determinar su recorrido. Díaz dijo que en Banfield Busetto les decía a los jóvenes secundarios allí recluidos “que nos quedáramos tranquilos, que éramos unos perejiles e íbamos a salir. Él ya sabía que no iba a salir, era el único que podía ver a los guardias y nos recomendaba que, si no nos sacábamos la vendas, no nos iba a pasar nada”. Díaz agregó que fue el médico policial torturador y apropiador Jorge Bergés, imputado en este debate, quien lo eligió para que le curara las heridas de Busetto. Fue allí que Osvaldo le contó su paso por el Hospital, donde había sido operado por médicos de la Armada y había visto a la cara a los marinos.


DE MARTÍNEZ A BANFIELD

El testimonio final de la jornada fue el de VALERIA NATALIA GUTIÉRREZ ACUÑA, hija de los militantes montoneros desaparecidos en agosto del ’76 Liliana Isabel Acuña y Oscar Rómulo Gutiérrez, nacida en el cautiverio de su madre, apropiada desde el “Pozo de Banfield” y nieta restituida en 2014.

Valeria comenzó presentando a sus padres: Liliana Isabel, apodada “Isa”, tenía 24 años al momento de su secuestro, estudiaba agronomía y estaba embarazada de 5 meses. Oscar, apodado “Felipe”, era sociólogo y tenía 25 años, había trabajado en la metalúrgica Santa Rosa de Capital Federal. La pareja vivía en una casa de Ramos Mejía, partido de La Matanza, y la madrugada del 26 de agosto de 1976 llegó un operativo en el que fueron secuestrados y llevados a la Comisaría 4ta de Martínez, en el partido de San Isidro, un lugar denominado Las Barrancas” y ubicada a unas cuadras de la DDI San Isidro y dentro del Área 420 de la Zona IV de la estructura de cuerpos militares represivos, es decir con dependencia de Campo de Mayo.

 


Valeria dijo que todo esto “lo sé porque un policía los ve, en una ‘zona restringida’ de esa comisaría, junto a otras 15 personas, esposados, sin ser alimentados, y sin poder ir al baño. Ese policía les hace escribir el nombre de ellos en un papel con un teléfono y prometió acercarle información a algún familiar. Mi mamá escribió los nombres de todos los secuestrados y puso ‘avisále al Dr. Gutiérrez que mi embarazo está bien’. Era el suegro de mi mamá. El policía llamó y avisó a la primera persona de la lista y una mujer envió medicamentos y alimentos y tuvo contacto por algún tiempo con ese policía. Luego el contacto y la señora, una Madre de Plaza de Mayo que se llamada Nair de Maddalena, que tenía a su hija detenida, llamó a todos los de la lista para avisar”. Nair Amuedo de Maddalena murió en noviembre de 2020. Su hija Patricia Maddalena fue secuestrada en Villa Tesei el 28 de agosto del ’76y llevada a “Las Barrancas”, en un operativo en que asesinaron a su esposo Juan Ramón Romero. Amuedo se comunicó con los abuelos de Valeria, que a su vez intentaron contactarse con el policía que había pasado el dato. Tardaron un año en dar con el agente Pedro Guallini, a quien le tomaron una declaración por escrito donde describía la situación de los detenidos. “Él dijo que se acordaba que había una mujer embarazada, que la habían trasladado para fines de noviembre a otro lugar desconocido y que tenía un embarazo avanzado. Eso fue lo único que supo la familia de mi papá. A mí me buscaron por Campo de Mayo, porque se sabía que había gente que pasaba por una comisaría en ‘zona restringida’ era de Campo de Mayo”.

Valeria dijo que se enteró a los 33 años de que no era hija biológica de las personas que la criaron, y que fue por una amiga que le dijo que sus padres no eran sus padres. Ella le preguntó a la mujer que la crió, Rita Maggiani, y le reconoció que no era su hija biológica, así como tampoco su hermano. Así supo que el hombre que la anotó como hija propia, Rubén Fernández, que era oficial principal de División Delitos contra la Propiedad –sede del “Pozo de Banfield”, la había apropiado en diciembre del ’76 a través de un Comisario Benítez, numerario de una Comisaría de Lanús o Ciudadela, que había dicho que la niña había sido abandonada a la vera de una ruta.

Valeria contó que en su partida de nacimiento figura el 31 de diciembre del ’76 y que Maggiani le dijo que llegó a la casa envuelta en un trapo sucio y con el cordón recién cortado. Así inició la búsqueda de su identidad al tener tantos elementos que determinaban la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos. Se acercó a Abuelas se hizo los análisis de ADN y en 2014 le dieron positivo respecto a las familias Acuña y Gutiérrez. Además acompañó a su hermano de crianza en la misma búsqueda pero dijo que “no se sabe si es o no hijo de desaparecidos”.

Por la apropiación de Valeria hubo un juicio oral en el TOF 1 de Caba, en la causa N 1984, caratulada “Bignone, Reynaldo Benito Antonio y otros s/sustracción de menores de diez años", donde se determinó que Valeria nació aproximadamente a fines de diciembre de 1976, probablemente en la Brigada Femenina de San Martín. En el fallo de 2015, los jueces María del Carmen Roqueta, Julio Paneloy Jorge Gettas,determinaron que fue el Comandante de Institutos Militares de Campo de Mayo, Santiago Omar Riveros, quien “ordenó previamente su sustracción de la esfera materna, se aseguró que fuera retenida y ocultada con otra identidad, al habérsela entregado al matrimonio compuesto por Rubén Alejandro Fernández -integrante de la Policía de la Provincia de Buenos Aires- y Rita Maggiani, quienes la anotaron como hija biológica con el nombre de Valeria Natalia Fernández”. En la causa se condenó a Riveros a 30 años de prisión por la apropiación de Valeria y también por los casos de Laura Catalina De Sanctis Ovando y los hijos de Marta Graciela Álvarez y Susana Stritzler. En marzo de 2013 el TOF 1 de San Martín había condenado a perpetua a Riveros por el allanamiento ilegal, secuestro y torturas de la pareja Acuña-Gutiérrez.

Respecto al proceso de conocer a su familia biológica Valeria dijo que “fue fácil porque encontré a mis tíos y a mis primos. Pero me dio mucho dolor no poder encontrarme con mi abuela, que me buscó mucho y fue una de las que hizo mucho para que Abuelas sea lo que es hoy. Tuve mucha necesidad de conocerlos y que ellos supieran que yo estaba viva, que había estado bien. Tanto dolor y tanto sufrimiento la verdad que es difícil llevarlo”, afirmó.

La abuela paterna de Valeria fue Vilma Sesarego de Gutiérrez, quien falleció en 2012 sin conocer a su nieta.

Valeria tiene una tía desparecida, Elba Eva Acuña, militante de la JP secuestrada junto a su esposo Hugo Alberto Sáez en Villa Luzuriaga, La Matanza, el mismo día que la pareja Acuña-Gutiérrez. Por relatos de sobrevivientes se sabe que Elva y Alberto pasaron por el CCD de la Comisaría 4ta de Martínez, partido de San Isidro, hasta octubre del ’76 y continúan desaparecidos.

 


En los procesos llevados adelante en Caba y San Martín por la pareja Acuña-Gutiérrez, figuran las declaraciones de Nair Amuedo y de María Ramona Rodríguez de Poletti, cuyas hijas estuvieron desaparecidas en “Las Barrancas”, y que corroboran la búsqueda hecha por los familiares de los detenidos allí recluidos. También figuran las testimoniales del represor Santiago Abel Mansilla, comisario de la 4ta de Martínez entre julio del ’76 y enero del ’77, y del suboficial Julio César Palermo, activo n el lugar entre enero del ’76 y junio del ’77, quienes confirmaron la existencia del “área restringida”, pero deslindaron responsabilidades en el personal militar de Campo de Mayo. Sobre Guallini, Palermo dijo que cumplía funciones dentro de la misma dependencia, aunque “no podía recordar el motivo por el que fue dado de baja”, y que “podría haberse debido a que Guallini haya sido visto en el área restringida, aunque tal situación hubiera motivado una sanción”. EL propio Guallini declaró en la instrucción de esas causas que fue el que brindó la mayor cantidad de datos respecto de los prisioneros que estuvieron ilegalmente detenidos en la Comisaría 4ª. de San Isidro, y que recordaba a una joven que se encontraba embarazada, la cual en algunas ocasiones fue asistida por el Dr. Sparrow que iba a controlar su estado. Ello hasta que en un momento la chica fue trasladada a la Brigada Femenina de San Martín, ya con los dolores propios de parto.

La relación del caso de Liliana Isabel Acuña con este debate viene de los datos aportados por la sobreviviente del “Pozo de Banfield” Alicia Carminati, recluida en ese CCD entre fines de septiembre y fines de diciembre del ’76 y quien declaró en 1997 que en esa época en Banfield había una “embarazada que no me acuerdo el nombre que tenía una panza como de término, pero no recuerdo si tubo familia o se la llevaron. Eso fue en la época en la que Stella tuvo el bebé (se trata de Stella Maris Montesano, que dio a luz en diciembredel’76). Ella era alta y tenía el cabello largo negro. Recuerdo que una de las pocas veces que nos hicieron bañar para hacer el show ella estaba al lado mío y me dijo que me quedara al lado de ella que tenía miedo. Luego, en 2003, Carminati agregó que “había una persona que estaba embarazada, casi, puedo decir casi a término, que me pide que me quede al lado de ella, porque había sido manoseada por los guardiacárceles, así fue que me di cuenta que estaba en un avanzado estado de gravidez, era una chica de tez morena, cabello negro y lacio y largo, que como dije antes todavía no la pude identificar”.

El caso de Liliana Isabel Acuña forma parte de la acusación de este debate desde que en el requerimiento fiscal de elevación a juicio se imputó a Juan Miguel Wolk, Miguel Etchecolatz, Raúl Carlos Rodíguez, Jaime Smart, Federico Minicucci, Miguel Ángel Amigo (hoy apartado dela causa), Ricardo Armando Fernández, Pedro Anselmo Palavezzati, Guillermo Domínguez Matheu Carlos Fontana, Carlos Hidalgo Garzón, Gustavo Cacivio, Ricardo Von Kiaw, y Juan María Torino, los tres últimos muertos impunes, los delitos de privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos.

Para finalizar Valeria Gutiérrez Acuña contó que conserva las cartas que se escribían sus padres y que leyendo esos textos le pareció que le estaban contando en primera persona los proyectos que tenían y que “eran personas muy sensibles, que se preocupaban mucho por el otro y trataban siempre de ayudar. Eran militantes, ella daba clases en los barrios populares y él, era sociólogo, y si quería un cambio era a través de los libros. Yo tuve una vida feliz, pero me duele mucho que alguien haya elegido por vos, que te saquen de un lugar y te pongan en otro”.


El juicio continúa el 22 de junio con más testimonios de familiares de las víctimas y sobrevivientes del Genocidio. Se puede seguir en vivo todos los martes a las 9 AM por los canales youtube del CIJ y del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

AUDIENCIA 37 DEL JUICIO POZO DE BANFIELD, POZO DE QUILMES E “INFIERNO”

FUENTE: DIARIO CONTEXTO - Ago 24, 2021 E l secuestro y desaparición de Ricardo Darío Chidichimo, por entonces meteorólogo recibido e...